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Gran Premio de Australia, espectacular

Espectacular es la palabra adecuada para definir al Gran Premio de Australia, la primera carrera de la temporada 2016 de Fórmula Uno, y como normalmente...

23 de marzo, 2016

Joaquín Vázquez

Espectacular es la palabra adecuada para definir al Gran Premio de Australia, la primera carrera de la temporada 2016 de Fórmula Uno, y como normalmente sucede, tuvo sus elementos positivos y negativos, todos los cuales le dieron un sabor especial al evento llevado a cabo en la tierra de los canguros.

Las primeras posiciones fueron acaparadas, como ya se pronosticaba, por los Mercedes de Nico Rosberg, triunfador, y Lewis Hamilton, y aunque esto pareciera un cliché de las últimas carreras del año pasado, la verdad es que ahora las flechas de plata tuvieron que destilar sangre, sudor y lágrimas para llevarse el triunfo, a costa de los esfuerzos infructuosos de los dos Ferrari tripulados por Sebastian Vettel y Kimi Räikkönen, que sorpresivamente se pusieron al frente en la arrancada, liderando la competencia durante gran parte de la misma. Para desgracia de la Scudería, Kimi tuvo que abandonar por problemas en el motor, mientras que una elección equivocada de neumáticos en la última parada relegó a Vettel a la tercera posición. Sin embargo es notoria la mejoría de Ferrari con respecto al año pasado, lo que demuestra que los Mercedes no la tendrán tan fácil en el 2016.

Por otro lado, se puso en práctica el nuevo sistema de clasificación propuesto para el presente campeonato, el cual se “diseñó” para brindarle más acción al espectador durante la misma, pero que al final resultó ser todo lo contrario. Al final de cuentas resultó ser un gran fiasco, al grado que a partir de la próxima carrera, se regresará al antiguo sistema clasificatorio, sencillo, práctico, interesante y realista. Esto vuelve a demostrar que cuando se implementan sistemas artificiales de competencia las cosas por lo general resultan mal, y que lo mejor siempre será la competencia pura y limpia.

Otro evento a resaltar es el mega accidente protagonizado por Fernando Alonso y nuestro compatriota Esteban Gutiérrez, cuando el primero quiso rebasar al regiomontano en la antesala de una curva, terminando en una colisión que envió por los aires al Mclaren del piloto español, para luego aterrizar dando una serie de vuelcos que convirtieron al sofisticado monoplaza en un montón de fierros retorcidos. Milagrosamente, el ibérico salió de entre las ruinas de su auto por su propio pié, sin rasguño alguno, demostrando que las medidas de seguridad implementadas tanto en las pistas como en los autos desde la muerte de Ayrton Senna, hace 22 años, han sido muy efectivas. En cuanto a Esteban, no sufrió mayor percance salvo que su debut con Haas no fue lo esperado por el espigado norteño.

Otra cara de la moneda la tuvo el francés coequipero de Gutiérrez, Romain Grosjean, que contra todos los pronósticos logró colarse en un extraordinario sexto lugar, y aunque es un logro salpicado de cierta manera por la buena suerte, el gran inicio del equipo norteamericano ha sido una inyección de confianza que los motivará de manera importante para la próxima carrera en Bahrain. Ojalá que al piloto de Monterrey le cambie la suerte, la cual no le ha sonreído desde las pruebas de pretemporada en Barcelona.

Por su parte, el otro piloto mexicano, el tapatío Sergio Pérez, tuvo una carrera por demás mediocre, perdiendo puestos desde la arrancada, y un ritmo de carrera que nunca le permitió acercarse a los puestos puntuables. Para colmo, sufrió de un sobrecalentamiento de frenos que le hicieron moderar aun más su velocidad. Y como en el caso de Gutiérrez, fue su coequipero, el alemán Nico Hulkemberg, el que sacó adelante al equipo, al situarse en el séptimo puesto.

Al final, “Checo” se clasificó en el decimotercer sitio, casi una vuelta detrás de los líderes. Los mexicanos mal y de malas, esperemos una mejor suerte para ellos en Bahrain.

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