El día llegó, la hora es la indicada, el momento ya está aquí… ¡Al agua, perros! ¡La hora cuchi-cuchi, la hora del baño está presente!
Tenemos todo listo en el jardín, o en el patio, o en la tina, la bañera o la regadera. Cualquiera que sea el método seleccionado, ¡será un baño para la mascota y su dueño!
La mayoría lo aceptará con gusto, pero existen los rebeldes y también los asustadizos que ante el chorro de agua y el jabón pondrán toda la resistencia posible y,¿quién ganará?
Pues ambos. Uno adquirirá el hábito de la limpieza y el dueño se sentirá ganador al terminar de bañar, secar y cepillar a su mascota. Observar su belleza con el pelo brillante, sin malos olores y la alegría que le brinda el baño, será su recompensa. Pero, además, se siente responsable de su salud externa e interna.
Al igual que a los niños pequeños, a las mascotas hay que acostumbrarlas al baño. El baño debe ser según la raza, la actividad de cada perro, su tipo de pelo, de piel, de tamaño y modo de vida. Es recomendable que después de estudiar a nuestra mascota se establezca la rutina del baño: entre cada quince días a dos meses.
El baño es fundamental en la salud de nuestro perro, pues de esta manera se evitan enfermedades de la piel y el pelo. Es importante recordar que la piel es el órgano más grande de su cuerpo y refleja también su estado de salud.
Bañarlo periódicamente nos permite observar si tiene parásitos: pulgas, piojos o garrapatas, entre los más conocidos. También ayuda a que la piel respire mejor, elimine el pelo muerto, las descamaciones y la caspa…¡Guau! ¡Cuántos beneficios!
Otro aspecto importante que debemos considerar a la hora del baño es el producto que se utilizará para la higiene. Se deben utilizar champús o jabones elaborados para perros. No es recomendable utilizar productos para cabello y piel de humanos.
La piel de los perros es más fina y frágil que la de las personas, pues tiene más pelos y glándulas sebáceas como protección. Además, tienen un pH más ácido, razón por la cual los productos neutros para humanos les causan mayor irritación en la piel.
Si ya te decidiste a bañarlo y lo lograste, es importante enjuagarlo a profundidad para evitar que los restos del jabón le causen comezón.
La imagen de un perro mojado es de las más simpáticas: Tómale una foto, pues aquellas razas de pelo largo se ven fantásticas con el pelo pegado al cuerpo y todas flacas. Son geniales.
El siguiente paso, y muy importante, es el secado. Este debe ser a profundidad con una toalla siguiendo el sentido del pelo. Te puedes auxiliar con una secadora, con el aire tibio, pues aunque “parezca“ seco, la humedad puede permanecer hasta tres días.
La parte más gustosa del procedimiento del baño es el cepillado. Le brindarás un masaje oxigenando el cuero cabelludo, evitarás que el pelo quede enredado, le quitarás el pelo muerto y le darás el toque final, las perras quedarán coquetas y los perros se verán galanes.
El cepillado se debe realizar periódicamente entre baño y baño. Eso ayudará a quitar la tierra y suciedad que se deposita en el pelo, le brindarás brillo y sedosidad. Literalmente, brillará de limpio.
Probablemente, tú, dueño o amo de tu mascota, quedaste totalmente arruinado, mojado, enjabonado y vas directo a la regadera. Bien vale la pena el momento, pero si no tienes tiempo o se te dificulta controlar a tu peludo compañero, es recomendable acudir a las estéticas para perros.
Recuerda que el aseo es necesario para las razas de pelo largo y, ojo, también de pelo corto.
Los perros que tienen arrugas o pliegues en su cuerpo, como el Bulldog, el Shar Pei y el Chow Chow, aunque son de pelo corto, necesitan un aseo más profundo y cuidadoso para evitar hongos y bacterias.
Todos los perros necesitan aseo, baño e higiene. Será saludable para ellos y para la familia con que viven.
Los pasos del cancán para acostumbrarlo a la higiene básica :
- Desenrédale el pelo y cepíllaselo por lo menos cada tercer día.
- Báñalo mínimo una vez al mes. Lo ideal es cada quince días.
- Acostúmbralo al ruido de la secadora para pelo, de esta manera no se asustará al tenerla cerca.
- Acostúmbralo al ruido de la máquina rasuradora si tienes que cortarle el pelo. Esto evitará accidentes.
- Nunca, nunca le grites o lo maltrates, es importante recordar que el baño, tal como lo entendemos los humanos, es muy diferente al instinto de limpieza que tiene tu mascota.
- Prémialo con muestras de cariño, tocándole el lomo y las patitas; eso hará que se sienta seguro y confiado, que aunque se le vino de pronto el diluvio universal, no corre riesgos y está de la mano de su amo y amigo.
Si le enseñas a tu mascota estos sencillos pasos, seguramente el baño se convertirá en un momento ¡empapado, pero feliz! Es más, les comparto un ejemplo:
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