El ex gobernador priista de Tamaulipas Tomás Yarrington fue capturado el domingo pasado en Florencia, Italia, cuando caminaba tranquilamente cerca de la plaza central de esa ciudad, la Piazza della Signoria, sin imaginar que era seguido de cerca por policías italianos que actuaron por petición del gobierno de Estados Unidos y no del de México.
El policía que encabezó la búsqueda y localización del hombre que de 1999 a 2005 gobernó Tamaulipas informó que éste viajaba mucho por Italia. Añadió que “la operación nació después de un aviso de Interpol, la cual, a través de División de Cooperación Internacional, nos comentó informaciones procedentes del Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, en particular del Servicio de Inmigración y Control de Aduana. Queremos saber por qué decidió venir y quedarse en Italia, quiénes eran sus contactos, quiénes le proporcionaron los documentos falsos. Necesitamos entender qué hacía en nuestro país, cómo se mantenía económicamente, de dónde le llegaba el dinero. No lo sabemos con certeza absoluta, pero creemos que llevaba en Italia ya un año, año y medio”.
No me sorprende que haya sido por solicitud del gobierno estadounidense y no del mexicano la captura de quien en mayo de 2012 fue acusado por la agencia antidrogas de Estados Unidos, la DEA, de lavar durante su gubernatura millones de dólares de los cárteles Los Zetas y del Golfo, de usar fondos públicos robados, de ser cómplice en el asesinato, en 2010, de quien entonces era el candidato priista a la gubernatura tamaulipeca, Rodolfo Torre Cantú, y de introducir a Estados Unidos, entre 2007 y 2009, grandes cantidades de cocaína.
A raíz del escándalo que surgió en Estados Unidos la PGR decidió también actuar contra el ex gobernador en agosto de 2012, acusándolo de delitos contra la salud o narcotráfico. Sin embargo, fue hasta 2016 cuando el gobierno mexicano ofreció una recompensa por su captura.
Yarrington desapareció de la faz de la tierra apenas se hicieron públicas las acusaciones de la DEA. Llevaba prófugo casi cinco años, aparentemente disfrutando de la dolce vita italiana, comiendo pasta y bistecca alla fiorentina y degustando vinos súper toscanos.
Todo indica que de Italia será extraditado a Estados Unidos, en donde dudo de que siga disfrutando de la vida encerrado en una cárcel federal de alta seguridad.
Quien ahora debe estar preocupado es el sucesor de Yarrington en la gubernatura, el también priista Eugenio Hernández, contra quien hay una orden de arresto emitida por un juez federal estadounidense en junio de 2015 después de que fue acusado de lavar el dinero de Los Zetas. Inexplicablemente, las autoridades mexicanas contra él no han actuado.
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