La Guardia Nacional (GN) cumplió ayer un año de vida y para celebrarlo, el presidente Andrés Manuel López Obrador encabezó una ceremonia en el Campo Marte, que en épocas ya idas funcionó, entre otras cosas, como el helipuerto de los inquilinos de la que fue residencia oficial de Los Pinos.
Después del discurso de AMLO, habló el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo, quien en una parte de su discurso, al referirse a la GN, dijo que sus “elementos fueron forjados en el Ejército, en la Marina y en la Policía Federal; sin embargo, ya no son ni militares, ni marinos, ni federales, son ahora elementos de la Guardia Nacional. No permitamos que las inercias y las diferencias de visión se conviertan en un obstáculo para la consolidación de esta institución histórica”.
Con sus palabras, el funcionario nos dejó ver que hay profundas divisiones dentro de la GN, motivadas por los diversos orígenes de la mayoría de sus integrantes.
Y esas divisiones evidentemente no han sido superadas después de un año de que soldados, marinos y policías federales cambiaran sus antiguos uniformes verdes olivo, arena, grises, azules, negros o blancos, por el uniforme gris camuflaje de la GN.
Porque por más que Durazo les haya dicho que “ya no son militares, ni marinos ni federales”, la mayoría de ellos siguen sintiendo que lo son porque, por tradición, un soldado o marino, aunque esté retirado o comisionado a una institución civil, sigue siendo leal a sus superiores en las secretarías de la Defensa Nacional (SEDENA) o de la Marina (SEMAR). Lo mismo no ocurre con un ex policía federal que quedó en la orfandad al desparecer la organización a la cual perteneció y con ella los que fueron sus jefes.
Que esto es cierto me queda claro después de platicar con muchos de los militares que son o han sido jefes de policías municipales o estatales. Sin excepción, me han dicho que sus verdaderos jefes no fueron o son los presidentes municipales o gobernadores que los contrataron, sino sus superiores en la SEDENA o SEMAR.
Además de división en las filas de la GN, debe también haber confusión, porque si bien el jefe civil de ella es Durazo, su comandante Luis Rodríguez Bucio es un general de brigada en retiro porque el 31 de agosto de 2019, al cumplir los 63 años, causó baja del servicio activo del Ejército.
Los mismo con los jefes, oficiales y soldados provenientes de la SEDENA. Muy probablemente ven como su líder a Rodríguez Bucio, un militar en retiro, y no a un civil como Durazo.
En cuanto a los jefes, oficiales y marinos provenientes de la SEMAR, es natural que su líder sea el almirante José Rafael Ojeda Durán, quien además de su alto cargo es, a sus 66 años y con 49 de ellos en el servicio, el marino de mayor rango y antigüedad en el servicio activo de la Marina Armada.
Mucho van a tener que trabajar Durazo y Rodríguez Bucio para convencer a los militares bajo sus órdenes que ahora son guardias nacionales, porque si bien se pusieron el uniforme camuflaje gris, fue porque se les ordenó hacerlo, y no porque desearan ser parte de la GN.
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