Cualquier vida es valiosa y nos debe doler cada una de las que se han perdido durante la pandemia de COVID-19, especialmente las de aquellas personas que conocimos y nos eran cercanas.
Alrededor del mundo, el SARS-CoV-2 ha matado a hombres y mujeres que estaban en sus años de mayor productividad, generando riqueza para ellos y para sus comunidades y, al hacerlo, beneficiaban a muchas personas, algunos a miles, otros a unos cuantos, pero que a final de cuentas estaban mejorando las condiciones de vida de sus semejantes.
También han muerto intelectuales, artistas, escritores, compositores, intérpretes y actores que, al desaparecer, dejaron de producir ideas, obras de arte, novelas, poemas, música, y que ya nunca los veremos actuar, cantar, dirigir una orquesta o interpretar una aria operística. Su desaparición representa una gran pérdida imposible de cuantificar para la cultura universal y, claro, la mexicana.
Recordemos a algunos mexicanos que sucumbieron por el COVID en 2020 y lo que su pérdida representa. Los presento en el orden alfabético de su apellido paterno.
Sandro Cohen. Poeta, narrador, ensayista, editor y profesor universitario estadounidense, que a los 29 años de edad decidió naturalizarse mexicano. Su libro más conocido es Redacción sin dolor, de estudio obligado para quienes deseen escribir mejor. Murió a los 67 años.
Óscar Chávez. Cantautor, trovador, poeta, activista social y actor. A pesar de sus 85 años, seguía activo y, al hablar, hablaba por muchos. Se podía no estar de acuerdo con sus posiciones políticas, pero eso no era un impedimento para apreciar su gran talento y creatividad.
Manuel Felguérez seguía activo a sus 91 años y en su taller de pintura y escultura trabajaba siete horas diarias. Artista abstracto, toda su vida experimentó y se expresó con nuevas técnicas. Su museo en Zacatecas es visita obligada para los amantes del arte.
José Kuri Harfush. Empresario que generó empleos y riqueza al fundar varias empresas. Al morir a los 70 años era consejero suplente de Grupo Financiero Inbursa y consejero propietario de Grupo Carso.
Armando Manzanero. El último gran compositor romántico de nuestro país que a los 86 años seguía cantando, componiendo y presidiendo a la Sociedad de Autores y Compositores de México. ¿Cuántas canciones que aún esperaban ser escritas se fueron con él?
Luis Enrique Mercado Sánchez. Al morir a los 69 años, era director de Grupo Imagen de Zacatecas, el principal consorcio de medios de comunicación de ese estado. De 1988 a 2008 fue el director fundador del diario El Economista. Fue mi privilegio tenerlo como comentarista en Grupo Fórmula durante casi 20 años.
Yoshio (Gustavo Nakatani Ávila). Cantante que a sus 70 años mantenía su gran voz y nos deleitaba con sus canciones. ¿Quién no sigue conmoviéndose al escucharlo cantar “Dueño de nada”, “Qué tal te va sin mí” o “Mentira”? Al morir, él y Óscar Chávez planeaban realizar una grabación conjunta.
Jaime Ruiz Sacristán. Un empresario que también generó miles de empleos, riqueza e impuestos para el fisco. Fundó el Banco Ve por Más (B×+), fue presidente de la Asociación de Bancos de México (ABM) y, al morir a los 70 años, era el presidente de la Bolsa Mexicana de Valores.
La lista es interminable pero el espacio de esta columna no da para más.
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