El no autorizarlo llevaría al país al incumplimiento de su deuda soberana porque dejaría de cubrir las obligaciones del gobierno federal que los anteriores congresos y presidentes asumieron.
No aumentar el límite de la deuda podría ser catastrófico para EEUU y el mundo; causaría una nueva y enorme crisis financiera que empobrecería y dejaría sin trabajo a miles de millones de personas.
Al no aumentarse el límite de su deuda, el gobierno dejaría de pagar el dinero que les debe a los tenedores de los bonos del Tesoro que ha emitido para recaudar los fondos necesarios para compensar el déficit generado por el gobierno al gastar más dinero del que recauda en impuestos.
Si el gobierno de EEUU no pudiera pagarle el dinero que les debe a los tenedores de bonos, el valor de los mismos disminuiría y, al considerarse como una inversión insegura, aumentaría su rendimiento o el monto que el gobierno le paga a un tenedor.
Si el gobierno estadounidense incumpliera con sus pagos, se desplomarían los mercados y aumentarían las tasas de interés de todo el mundo. Esto porque las tasas están vinculadas a las de los bonos del Tesoro.
Goldman Sachs estima que el impago retiraría de inmediato 175 mil millones de dólares de la economía de EEUU, lo que la llevaría a una muy profunda recesión.
Mark Zandi, economista jefe de Moody’s Analytics, estima que el impago de la deuda dejaría a 6 millones de personas sin trabajo y borraría hasta 15 billones de dólares del patrimonio de los estadounidenses.
No es difícil imaginar cómo esa situación repercutiría sobre la de por sí golpeada economía mexicana.
Desde 1960, el Congreso estadounidense ha ampliado el monto del límite de la deuda 78 veces, 49 veces con presidentes republicanos y 29 con presidentes demócratas. Y siempre ha sido gracias a acuerdos bipartidistas.
En esta ocasión existe el riesgo de que no se amplíe porque los senadores republicanos se niegan a autorizarlo.
Para aprobar la ampliación se requieren 60 votos a favor en el Senado, pero los demócratas solo tienen 50 y Mitch McConnell, el líder de los republicanos, asegura que los suyos no apoyarán a los demócratas porque estos pueden ampliar el monto solos, mediante un complicado procedimiento llamado “reconciliación”.
La estrategia del republicano es muy sencilla: vender muy caro su amor, obtener concesiones favorables de Joe Biden y sus demócratas, y debilitar al presidente.
Sin embargo, existe el riesgo de que demócratas y republicanos no lleguen a ponerse de acuerdo para el 18 de octubre y que ese día el gobierno de su país acepte, por primera vez en su historia, que carece de los recursos necesarios para pagar sus obligaciones previamente adquiridas.
La polarización política en EEUU está llegando a niveles que pueden resultar incontrolables para las diferentes facciones en conflicto, lo que a su vez puede generar la grave crisis económica y financiera que he descrito líneas arriba.
Ojalá, como muchos lo creen, la clase política estadounidense llegue a ponerse de acuerdo durante los próximos 10 días, porque si no, las cosas se van a poner peor durante mucho tiempo.
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