El Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC) entrará en vigor el 1 de julio entrante, y muchos, entre ellos el presidente Andrés Manuel López Obrador, están apostando a que la recuperación económica de nuestro país será rápida gracias, en gran medida, a dicho acuerdo comercial.
A diferencia de quienes así opinan, yo no creo que el T-MEC ayudará a sacar rápidamente a la economía mexicana del profundo agujero en que está cayendo.
Y no lo creo porque la economía de Estados Unidos, como la de México, también sufre los efectos de la pandemia del Covid-19, que hasta ayer había infectado a casi 1 100 000 estadounidenses y matado a más de 61 500 de ellos.
Tan solo durante el primer trimestre del año, el PIB de ese país cayó 4.8% y el número de personas que se quedaron sin trabajo llegó a 33.5 millones, lo que representa una tasa de desempleo del 20.6%.
Lo anterior significa que 33.5 millones de estadounidenses no tendrán los recursos para adquirir productos hechos en México. A esta cantidad hay que añadir los millones que sí trabajan pero que han visto sensiblemente mermada su capacidad de consumo. La mayoría de estos consumidores no podrán comprar productos mexicanos, entre ellos automóviles, unidades de memoria para productos electrónicos, vehículos para transporte de mercancías, tractores para semirremolques, pantallas planas, que son las principales exportaciones de nuestro país a EEUU.
En lo que a las exportaciones de autos se refiere, en el primer trimestre de este año cayeron 6.9% con respecto al mismo periodo del año pasado. Podría haber sido mayor el descenso, pero afortunadamente, en enero y febrero el mundo aún vivía sin temor o conciencia de la pandemia.
Y las cosas se pondrán peor porque en EEUU, de acuerdo con datos proporcionados por ALG, una subsidiaria de True Car Inc., las ventas de automóviles, camionetas y camiones ligeros (que incluyen vehículos para transporte de mercancías), se desplomaron 54% en abril de este año respecto al mismo mes del año anterior, y para todo 2020 la misma ALG proyecta una caída del 23% al 34%, dependiendo de cuándo y qué tan rápido se recupere la economía estadounidense.
En lo que a pantallas planas se refiere, México es uno de los cinco principales exportadores del mundo; sin embargo, desde que entró en vigor el Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (TPP-11), las pantallas ensambladas en nuestro país perdieron competitividad frente a las que se arman en China, Vietnam o Malasia.
Así, en 2018, el valor de las exportaciones de pantallas planas fue de poco menos de 10 000 millones de dólares, menos de la mitad de los casi 23 000 millones de 2008, cuando en México se ensambló aproximadamente el 22% de las pantallas planas del mundo.
Los números no mienten y ahora nos dicen que la economía estadounidense se desplomará hasta un 7.5% en 2020, lo que golpeará fuertemente a la mexicana.
El T-MEC no nos salvará en el corto plazo, pero, a la larga, sí contribuirá de manera importante al desarrollo nacional.
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