El movimiento por los derechos civiles de los afroamericanos llegaron a su punto culminante cuando Martin Luther King, Jr. habló a cerca de 250.000 personas que asistieron a la “Marcha sobre Washington por el Trabajo y la Libertad” en un día como hoy, en el año 1963. Las manifestantes (blancos y negros, ricos y pobres) se reunieron en la capital para exigir los derechos de voto y la igualdad de oportunidades para los afroamericanos y reclamado el fin de la segregación y discriminación racial. Con la estatua de Abraham Lincoln detrás de él, King usó sus habilidades retóricas que había desarrollado como un ministro bautista para mostrar cómo, según sus propias palabras, “el negro aún no es libre.” También hizo hincapié en la importancia de continuar la acción y la protesta no violenta. Casi al final de su texto se sintió abrumado por el momento y dio un sermón improvisado. Él le dijo a la multitud en silencio, “vuelvan a Mississippi, vuelvan a Alabama, a Carolina del Sur, vuelvan a Georgia, regresen a Louisiana, a los barrios bajos y a los guetos de nuestras ciudades del Norte, sabiendo que de alguna manera esta situación puede y será cambiada, no se dejen caer en el valle de la desesperación”. Y continuó, improvisando uno de los discursos más famosos de la historia de los EEUU: “Yo tengo un sueño… sueño que un día esta nación se levantará y vivirá el verdadero significado de su credo: sostenemos verdades que son evidentes: que todos los hombres son creados iguales. Tengo un sueño, sueño que un día en las rojas colinas de Georgia los hijos de los antiguos esclavos y los hijos de los ex propietarios de esclavos serán capaces de sentarse juntos en la mesa de la hermandad. Sueño que un día incluso el estado de Mississippi, un estado ardiente con el calor de la injusticia, sofocante por el calor de la opresión, será transformado en un oasis de libertad y justicia. Yo tengo un sueño, que mis cuatro pequeños hijos algún día vivirán en una nación donde no serán juzgados por el color de su piel sino por el contenido de su carácter”.
En octubre de 1964, Martin Luther King Jr., fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz. El 4 de abril de 1968, fue asesinado a tiros mientras estaba de pie en el balcón de un motel en Memphis, Tennessee. Tenía 39 años de edad.
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