En el año de 1511, naufragó en la Península de Yucatán una nave con una expedición que partió del Darién (Panamá) hacia Cuba. 18 de los 20 sobrevivientes fueron sacrificados por nativos mayas, los restantes dos fueron hechos esclavos por un cacique menor y obsequiados (por sus dotes militares) al cacique de Chetumal. Ellos eran Jerónimo de Aguilar y Gonzalo Guerrero. El segundo, oriundo de Huelva en Andalucía, se casó con la Princesa Dza´asil-Ha; adoptó las costumbres locales, incluso haciéndose tatuajes. Adiestró militarmente a los soldados de su nueva patria; tuvo tres hijos que son considerados los primeros niños mestizos mexicanos (dos varones y una mujercita).
Cuando en 1519 Hernán Cortés paró en la isla de Cozumel, llamó su atención que los nativos del lugar los señalaran repitiendo “Castilan, Castilan” (refiriéndose a Castilla). Por ello intuyó que había cerca algunos españoles cautivos que habían naufragado. Así que envió una misión a rescatarlos, y cuando fueron encontrados, solo Jerónimo de Aguilar aceptó irse; no así Gonzalo Guerrero que ya se consideraba más maya que español, habiendo echado ahí raíces. Jerónimo de Aguilar partió entonces con Hernán Cortes y su gente, convirtiéndose (además del capellán de la expedición) en algo más importante: un traductor. No es de extrañar que tras nueve años en esas tierras, dominara el idioma maya.
Es aquí donde entra en acción un personaje por todos conocido como “La Malinche”, Malintzin o Malinalli (su nombre original) o Doña Marina (así bautizada por los ibéricos). Era una Doncella que había sido dada como parte de un tributo por una batalla perdida cerca de lo que hoy es Veracruz, y cuya principal notoriedad era que dominaba dos lenguas: la nahuatl (idiona del Altiplano) y el maya. Fue así como los conquistadores se dan a entender con la mancuerna lingüística Aguilar-Malinche, ya que una traducía del idioma náhuatl al maya y el otro del maya al castellano. Esta sucesión de intérpretes tuvo tanta importancia que el mismo Cortés pasó a conocerse entre los aztecas y ciudades de alrededor como MALINCHE. Ambos adquirieron un estatus cercano a lo divino frente a los naturales, y concibieron un hijo bastardo (Martín Cortés).
La importancia de estos personajes en lo que a la postre se conocería como la Conquista de la Nueva España” fue clave. Por eso el cronista de los Conquistadores, Bernal Diaz del Castillo, menciona muy al principio de su afamado libro La Historia verdadera de la Conquista de la Nueva España lo siguiente: “Antes que más meta la mano en lo del gran Moctezuma y su gran México y mexicanos, quiero decir lo de Doña Marina”. En cuanto a lo que se refiere al otro sobreviviente rescatado en la península, años más tarde pelearía contra las fuerzas de Francisco de Montejo y moriría en 1536 al defender a los mayas frente al Capitán español Lorenzo de Godoy. Por lo anterior se le considera como el Padre del mestizaje.
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