En plenas vacaciones, los medios y las redes no descansan y con ellas, la lectura obligada de notas sobre violencia, crisis económica y críticas políticas y sociales, tampoco. Sin embargo, esta pausa de las labores escolares, el tiempo de descanso y la convivencia en familia, son el pretexto perfecto para reflexionar en torno a la oportunidad de transformar la visión (generalmente mala) que tenemos sobre nuestro país, de valorar todo lo bueno que sí nos representa y de resignificar la importancia de conocer y amar nuestra riqueza cultural, como un elemento indispensable para fortalecer la identidad nacional y lograr así, evolucionar como nación y como sociedad.
En ese tenor, hablar de identidad necesariamente implica hablar de la totalidad de los valores que nos conforman como individuos y que nos permiten relacionarnos con el mundo. Por tanto, hacer referencia a nuestra identidad nacional no sólo comprende el hecho de haber nacido en un mismo territorio o de compartir los mismos símbolos patrios; en términos sociales, históricos y culturales, esa identidad que nos define como mexicanos se sustenta con mayor profundidad en el origen de las costumbres y tradiciones que son producto de la fusión de dos culturas.
Por desgracia y aunque la globalización nos ha traído grandes beneficios en muchos aspectos, las culturas de algunos países han “invadido” (y hasta podríamos decir que se han apoderado) de la identidad cultural de los ciudadanos de otros y esto es un fenómeno que podemos apreciar especialmente entre niños y jóvenes.
Es por eso que hoy, educar en valores y con un sentido claro de amor a la patria y a todo lo que la conforma, debe ser una prioridad para las familias y los colegios de nuestro país.
Pero… ¿Cómo fortalecer la identidad nacional en nuestros hijos y alumnos?
Aunque los modelos educativos actuales contemplan la educación cívica dentro de sus modelos curriculares, la formación más importante que podemos dar a nuestros niños se encuentra en el núcleo familiar (como pilar de los valores que adquieren desde que nacen) y en el empeño que pongamos los colegios en conseguir aprendizajes significativos a partir de la experiencia. Aquí algunas estrategias que podemos poner en práctica para conservar las tradiciones y fortalecer la identidad nacional:
Viajar por toda la República para conocer nuestro país, sus tradiciones y cultura, teniendo siempre presente que no podemos dar lo que no tenemos.
Fomentar el amor por la tierra, la comida, la música y el idioma.
Vivir las tradiciones en familia y convertirlas en momentos de convivencia de calidad. Practicar las costumbres de nuestro país, vivirlas con alegría y, en caso de utilizar sistemas biculturales (colegios), enfatizar la importancia de conservar las propias.
En fiestas específicas, enseñar a los niños el simbolismo, significado y usanzas de las fiestas y motivarlos a participar activamente en ellas.
Beneficios de conservar las tradiciones
Muchas son las ventajas de conocer, conservar y practicar las tradiciones y costumbres del lugar en el que hemos nacido, entre otras:
La Guelaguetza: una fiesta para aprender a compartir
En esta temporada vacacional y, dentro de las muchas tradiciones que nos dan identidad, la Guelaguetza se destaca como un verdadero símbolo de nuestras raíces ancestrales, de la fusión de culturas de que somos producto y de hermandad solidaria y festiva entre los pueblos.
La palabra Guelaguetza significa “ofrenda” (del vocablo guendalezaa) y representa la “acción de dar”. Es una de las fiestas más importantes del estado de Oaxaca, en la que los pobladores de las siete regiones que conforman el estado, se reúnen para bailar, cantar, mostrar sus trajes típicos y compartir la comida y los productos que los representan.
Tiene su origen en la época prehispánica, como parte de un ritual hacia los dioses, pero, como sucede como muchas otras tradiciones, al llegar la evangelización se fusionó con los cultos a la Virgen del Carmen, por lo que siempre se celebra en los dos lunes más cercanos a esta festividad Mariana: al primer lunes de fiesta se le llama “Lunes del cerro” y al segundo, ocho días después, “La octava” (este año las fechas asignadas son 25 de julio y 1ero de agosto).
Aunque la fiesta oficial se realiza siempre en el Cerro del Fortín, en la capital de Oaxaca, lo cierto es que durante toda la semana, así como en los días previos y posteriores, la ciudad se llena de colores, sonidos, sabores y alegría, por lo que se convierte en una maravillosa oportunidad para llevar a nuestros hijos a disfrutar y conocer más de su cultura, durante estas vacaciones.
Recordar de dónde venimos para saber quiénes somos
Rescatar lo mejor de México (en tiempos en los que pareciera que “lo de hoy” es ver sólo lo malo) y enseñar a niños y jóvenes el amor y respeto por sus raíces y tradiciones, es la mejor manera de garantizar que crecerán como ciudadanos amorosos y respetuosos de su país, de sus leyes y de sus costumbres y que serán capaces de construir una sociedad fundamentada en los valores éticos y morales que a nuestro mundo le hacen más falta cada día.
Visita nuestra página www.mazenod.edu.mx y descubre uno de los mejores modelos educativos de México, fundamentado en el humanismo, sustentado en la innovación y los valores, y orientado a la formación de ciudadanos bien preparados para enfrentar los desafíos de un mundo global.
Los mejores libros en español del siglo XXI
Cuando el pasado mes de julio el diario The New York Times presentó su lista de los mejores libros publicados...
diciembre 20, 2024Dos recomendaciones de ensayo
La semana pasada recomendé dos obras de ficción para disfrute del tiempo libre por las vacaciones de fin de...
diciembre 20, 2024La fuerza de los microrrelatos. Un género exigente
¿Qué me lleva a apostar por lo indispensable en el texto? La historia que impacte en el lóbulo frontal...
diciembre 12, 2024CARTAS A TORA 372
Cocatú es un extraterrestre que llega a un vecindario de la CDMX. Desde ahí estudia la raza humana y...
diciembre 9, 2024