Durante las últimas semanas, el gobierno ha estado anunciando con bomba y platillo el “nuevo modelo educativo”, que de nuevo no tiene nada. Equivale a que un país 100% agrícola o con economía basada en la venta de materias primas anuncie la apertura de plantas automotrices y maquilas, cuando el mundo desarrollado ya está aplicando robótica e inteligencia artificial.
El modelo educativo 2016 de la SEP, que según dicha institución llevó dos años de consultas, no es otra cosa que un modelo educativo basado en competencias que algunas preparatorias y universidades privadas mexicanas implantaron hace al menos una década. También incorpora elementos de la teoría del aprendizaje significativo de Ausubel, que data de los años sesenta. En otras palabras se pasaron dos años inventando el hilo negro.
¿En qué consiste el hilo negro?
Se plantea dejar de privilegiar el aprendizaje mecanicista (i.e., memorización o repetición), para pasar a una forma de enseñanza donde la escuela crea condiciones para que los alumnos adquieran conocimientos, habilidades y actitudes (i.e., competencia), reconociendo la importancia que el desarrollo de dicha competencia tiene en su vida (i.e., aprendizaje significativo). Por ejemplo, para el desarrollo de la competencia “trabajo en equipo”, los alumnos investigan conceptos básicos sobre el tema (e.g., qué es trabajo en equipo, fases de un equipo, roles) y el profesor provee actividades u otras estrategias didácticas para que los estudiantes desarrollen las habilidades (e.g., toma de decisiones, enfoque de esfuerzos a objetivos comunes, escucha activa) y actitudes adecuadas (e.g., respeto, brindar ánimo). Al mismo tiempo, se identifica la importancia que tiene ser competente en trabajo en equipo al resolver problemas en la vida cotidiana.
El modelo de educación por competencias que propone la SEP busca cuatro competencias clave en los estudiantes:
- Aprender a aprender: saber cómo obtener conocimientos, habilidades y actitudes por sí solos.
- Aprender a convivir: habilidades socio-emocionales como comunicarse adecuadamente de forma oral y escrita, aprender a participar, argumentar sin agredir.
- Aprender a ser: autoconsciencia, autogestión, conciencia social y toma de decisiones responsable.
- Aprender a hacer: equilibrio entre la formación teórica y práctica, resolver problemas, ser emprendedor en el ámbito laboral o empresarial.
Implantación: ¿otra invención del hilo negro?
La SEP hace bien en reconocer que este modelo educativo implica todo un cambio de cultura escolar. Sin embargo, debe evitar caer en el error de querer inventar de nuevo el hilo negro al momento de la implantación. Sería el colmo que la SEP hable de competencias de colaboración y no se comunique con las instituciones educativas que ya han implantado el modelo educativo por competencias en México. Hay que aprovechar los errores y aciertos que éstas han tenido.
En mi experiencia como docente en preparatorias y universidades que educan por competencias hay cualquier cantidad de observaciones que puedo hacer. Aquí destaco dos de las más importantes:
- Cuidar que la evaluación del desempeño académico sea por competencias. Los exámenes tradicionales solo evalúan capacidad de memoria, no pueden evaluar conocimientos reales ni mucho menos habilidades y actitudes.
- La formación en ética y ciudadanía no sirve de nada si el entorno externo a la escuela enseña lo contrario: familiares o conocidos que opinan que estas materias son de relleno, que evaden impuestos, no respetan el reglamento de tránsito o tienen actitudes discriminatorias. Una escuela privada podrá tener cierta injerencia en la actitud de los padres mediante las “escuelas para padres”, pero no puede hacer nada respecto del resto de la sociedad; la SEP sí puede (sobre todo en sinergia con otras instancias de gobierno).
Naturalmente todo cambio de cultura implica un reto enorme. Lo peor que podemos hacer como ciudadanos es tomar la actitud pasiva de siempre y esperar que la SEP se encargue de todo. ¿Cuántos han entrado a la página de la SEP a averiguar en qué consiste el modelo educativo? Seguramente muy pocos.
Si no nos interesa la educación de nuestros hijos o de nuestra juventud, entonces ¡nos merecemos el país que tenemos! Es nuestra responsabilidad como padres o ciudadanos presionar a la SEP para que deje de inventar el hilo negro e implante bien este modelo educativo. ¿Cómo? Si eres padre, revisa que están aprendiendo tus hijos y participa activamente en las reuniones de la escuela. Si no tienes hijos, dona trabajo o recursos a organizaciones de la sociedad civil que se encarguen de temas de educación. Si no tienes tiempo ni dinero, basta con que contribuyas a reforzar en los niños y jóvenes una buena cultura cívica siendo un buen ciudadano.
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