-¿Mi curriculum?- contesté al apoyo de un buen amigo mío empresario que vive en los confines de la flamante ciudad de México. Eran tiempos de zozobra, buscaba oportunidades laborales porque en el empleo en el que estaba me sentía explotada.
Para una chica provinciana como yo la gran ciudad no se trataba precisamente de una opción, recuerdo haberle comentado:
No me iría a vivir a la Ciudad de México ni a su área metropolitana porque valoro mi integridad (más la física que la económica) aunque si me ofreces trabajo a distancia con las súper tecnologías maravillosas de ahora, no lo pensaría dos veces. Soy el tipo de persona que le da mucho peso a la inseguridad, la contaminación, los sismos, el ritmo de vida alocado, la falta de cultura vial, las colas interminables para el teatro, el cine o cualquier lugar para asistir a algún evento y ahora las muy cuestionables y desesperantes contingencias ambientales con sus dobles “hoy no circula”, amo “Chilangolandia” pero sólo como turista.
De hecho, tengo otro tipo de plan en mente. Ya antes había tenido la idea de emigrar como ave en épocas invernales. ¿Sitios? Después de mucho investigar Australia o Nueva Zelanda son los países de mis sueños. Creo firmemente que me iría mucho mejor aún como inmigrante, la misma cultura predominante en esas latitudes lo indica. Económicamente hablando tú mejor que nadie debes saber cómo periodista que eres que los indicadores hablan por sí solos: los salarios mínimos, las jornadas laborales, la distribución de la riqueza, los impuestos inteligentemente utilizados, bajísimas tasas de desempleo etc…, estas dos naciones son en verdad envidiables.
Tú sabes que soy una mujer preparada y que la barrera del idioma no representa un problema para mí, no obstante no me importaría iniciar desde abajo, aunque de inicio sólo pueda encontrar trabajo de mesera, niñera, cosechando y empacando kiwis o limpiando campers para ganarme hospedaje y alimentación. Ya tengo estudiado el entorno, los horarios de empleo no se asemejan para nada a los que existen aquí…para qué te digo más, es posible que tu hayas viajado y conocido esos países quizá en más de una ocasión y sepas de lo que te hablo. Sé que no llegaré y encontraré las puertas abiertas como profesionista en un principio, pero la habilidad de conocer gente y relacionarme me hará encontrar algo mucho mejor en el corto plazo, las posibilidades existen y podrían ser infinitas.
Quiero ir a un país donde al salir del trabajo sea de día todavía, pueda trasladarme en bicicleta sin que nadie me atropelle, que me quede tiempo libre entre semana para ir al teatro o a un concierto, que exista gente que le interese más el arte que un partido de las chivas, que no tenga que tener mi casa o donde viva con rejas y cerrojos por todos lados porque de lo contrario los amantes de lo ajeno te acechan. Que pueda llamar a la policía del ruido (si, en Nueva Zelanda existe una policía exclusiva para castigar a gente ruidosa) si mis vecinos tienen fiesta a altas horas de la noche, llamo a la policía y acuden sin tardanza a calmar a los individuos de manera civilizada y profesional.
Aquí en México los impuestos que pagamos nos sirven muy poco a los ciudadanos, está por demás decir que los países de primer mundo tienen servicios públicos de calidad y aún perfectibles pero sabes qué, mejores que aquí es un hecho innegable…en fin, tantas diferencias, tampoco estoy idealizando estos países; en todos lados existen pros y contras, sé que me enfrentaré con discriminación, con diferencias culturales abismales y tantas otros asuntos desfavorables, pero estoy dispuesta a tomar el riesgo.
No has sido el único que me ha criticado mi intención de irme de México y decirme:
¿No te gusta tu situación? ¡Cámbiala! De ti depende, de nadie más, emprende tu propio negocio, no seas mediocre…
Y te diré algo, el que haya estado en mis zapatos y lo haya logrado, lo escucharé, pero quien no, no puede hablar de lo que no conoce.
Tuviste otra historia de vida porque eran otros tiempos, la vida era menos complicada, el mercado laboral no era tan reñido como ahora, somos más seres humanos compitiendo por una sola oportunidad. Somos otra generación con otras problemáticas.
Me despido diciéndote cordialmente que yo soy más patriota que ninguno, amo a mi país pero quiero ir a un lugar donde pueda tener un estilo de vida digna no sólo preocupada por ganarme el pan sino por tener una estabilidad económica y tiempo suficiente para poder cultivar los otros aspectos que también son necesarios para el ser humano para tener plenitud como la cultura, el arte, el esparcimiento, el deporte y tantos otros que aquí no consigo de ninguna forma, cuando menos no todos al mismo tiempo, siempre ejerciendo el costo de oportunidad por falta de recursos y sobretodo de tiempo porque al salir del trabajo no quedan energías dadas las largas jornadas que por cierto son ilegales pero predominantes prácticamente en todo el país.
Mis aspiraciones son razonables por lo que no temo aun así afrontar la crítica. Esta es mi forma de pensar y acepto que haya otros que no piensen igual, yo solo hago una descripción de mi situación y sé que así como yo existen muchos más.
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