La llegada de un bebé es una dádiva de la naturaleza que significa uno de los eventos más importantes y significativos en la vida de la mayoría de los seres humanos, particularmente, en la vida de una mujer.
El presente artículo, es un criterio propio formado en bases científicas extraídas de pláticas con profesionales de la salud, madres, investigación documental etc…, así como toda una combinación entre ciencia y conciencia.
He de confesar que yo no he tenido todavía la dicha de tener hijos, por lo que quiero aclarar que lo comprendido en estos renglones ha surgido de una pequeña investigación que he realizado acerca de la cada vez más recurrente forma de traer al mundo a los bebés en todas partes del mismo: hablo de la Operación Cesárea -que a partir de este punto identificaré como OC-, asunto que me ha hecho reflexionar desde hace ya varios años y que me he dispuesto a compartir mis conclusiones con el lector.
Las ideas que expondré a continuación pueden o no coincidir con la forma de pensar de todo aquel que lea estos párrafos, estoy cierta que es un tema “espinoso” y que puede herir susceptibilidades, y de ningún modo es mi intención plantearlo como una verdad absoluta, sólo pretendo crear conciencia de un asunto de gran importancia para los padres, los hijos, las familias enteras como célula de la sociedad pensando en un bienestar colectivo.
Pues bien, para poder entender una OC es ante todo definir qué es:
La OC es un procedimiento quirúrgico que tiene por objeto extraer al feto, vivo o muerto, a través de laparotomía1 e incisión de la pared uterina, después de que el embarazo ha llegado a la viabilidad fetal.
Para conocer el origen del nombre de la OC viajaremos al siglo I donde Plinio el Viejo (23-79) en su Historia Natural, verdadera enciclopedia del conocimiento en su época, dice que el primero de los Césares llevó su nombre por el útero escindido de su madre y hace derivar el nombre de la operación de la palabra caesus, que quiere decir cortado, mondado y su opinión se ha mantenido durante siglos. Sin embargo, parece seguro que no se refiere al parto de Cayo Julio César (101- 44 a NE), el gran conquistador, pues la madre de éste vivía en la época en que su célebre hijo atemorizaba al mundo antiguo con su campaña de las Galias y la operación cesárea en una mujer viva era inconcebible en aquel tiempo.
No obstante, el verdadero creador del nombre de la operación cesárea fue el médico francés Francois Rousset (¿1530-1603?) que en 1581 en su famosa monografía sobre dicha intervención quirúrgica habla por primera vez de una section Caesarienne y afirma que la palabra Caesar (César) esta relacionada etimológicamente con una OC.
De acuerdo a la Guía de Práctica Clínica para la Reducción de la Frecuencia de Operación Cesárea México: Instituto Mexicano de Seguro Social; 2014, la cesárea es una operación que se realiza frecuentemente; en países europeos como Gran Bretaña, en donde se reporta una incidencia de 21%, en Estados Unidos 26% y en Australia 23% y en algunos países Latinoamericanos como Chile, Argentina, Brasil, Paraguay y México rebasa el 50%. (Crowther DJ, 2008).
La Organización Mundial de la Salud menciona que en ninguna región del mundo se justifica una incidencia de cesárea mayor del 10-15%; sin embargo se ha incrementado su frecuencia en las dos últimas décadas (Chaillet N, 2007).
La alta frecuencia de cesáreas ya se considera un problema de salud pública y se sospecha que esta situación se va a agravar en los siguientes años. La razón para este incremento es compleja y parece estar relacionada con seguridad que ofrece la operación cesárea que ocasiona complacencia del médico y la paciente, falta de experiencia en los obstetras jóvenes, temor a problemas médico-legales y presión de la paciente al médico.
Otras causas que influyen son la edad, índice de masa corporal, enfermedades concomitantes con el embarazo y mala práctica obstétrica. Hay un desproporcionado incremento de la operación cesárea en el segundo periodo del trabajo de parto. (RCOG, 2008). Un estudio aleatorizado, que se realizó en 36 países de Latinoamérica, entre los que se incluyeron Argentina, Brasil y México, indica que se redujo hasta un 25% de operaciones cesáreas mediante una segunda opinión para la realización final de una cesárea (Althabe F, 2004).
¿Qué puedo decir de todo esto?, que ¡la OC es una de las prácticas más anti-naturales y absurdas que realiza el ser humano! Si lo piensan detenidamente, el someter al útero a una incisión, la mayoría de veces innecesaria, de unos 10 centímetros y al abdomen a una de 13 centímetros, es pendenciero.
Los riesgos son graves y variables: problemas pulmonares y respiratorios del recién nacido por trastornos de la adaptación a la vida extrauterina. Para la madre: hemorragia, infección, dolor, riesgo de tromboembolia pulmonar, más días de hospitalización, mayores riesgos obstréticos en embarazos futuros ya que por consejo médico, una mujer que se ha sometido a una OC y desee de forma posterior parir de forma natural, no es en lo absoluto recomendable y mucho menos si el siguiente embarazo es menor a dos años a partir del último, dado que puede causar ruptura uterina, entre muchos otros riesgos.
En muchos países se practica la OC como todo un deporte nacional, no obstante, es evidente que pocas mujeres están conscientes del grave peligro al que se someten ellas mismas y a sus bebés, sólo porque le temen al dolor que implica un parto vaginal o porque parece “práctico”.
En la época moderna, la mayoría de los nacimientos son por cesárea en las zonas urbanas, mientras que en las rurales aún prevalece el parto normal y en algunas regiones los niños nacen gracias al trabajo de las parteras.
La maestra en sicología pre y perinatal regiomontana Emma Ochoa, ha dado a conocer que la modalidad de OC se ha incrementado también porque representa mayor ingreso económico para médicos y hospitales, pero no es lo ideal para que el bebé nazca. La cesárea se recomienda sólo en casos en los que realmente corra peligro la vida del bebé o de la mamá y que no exista otra posibilidad.
La terapeuta explica que el nacimiento es la primera tarea del ser humano en su vida. "El nacimiento es un trabajo de vida o muerte, es doloroso, extenunante; si es tardado o forzado con cesárea por ejemplo, puede generar depresión endógena (de nacimiento), porque el niño se siente frustrado porque no lo dejaron hacer lo que sabe primitivamente."
¿Será acaso ésta la causa de que los índices de depresión que vemos hoy entre los jóvenes esté extrañamente tan presente? Es este todo un tema de reflexión que más medios de comunicación deberían poner sobre la mesa, pero tal parece que la anti-ética médica y la practicidad maternal en nuestros días están ganando terreno. Tal vez y sólo tal vez, esta situación explique muchos de los porqués del caos de nuestro mundo moderno.
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1 Apertura quirúrgica del abdomen, y revisión de los órganos abdominales y pélvicos.
Fuentes:
http://www.cenetec.salud.gob.mx/descargas/gpc/CatalogoMaestro/048_GPC_Cesarea/IMSS_048_08_EyR.pdf
http://www.imss.gob.mx/sites/all/statics/guiasclinicas/509GRR.pdf
http://bvs.sld.cu/revistas/his/vol_2_98/his03298.htm
http://www.omnia.com.mx/noticias/la-manera-de-nacer-ouede-determinar-la-personalidad-del-ser-humano/
http://www.imss.gob.mx/sites/all/statics/guiasclinicas/509GRR.pdf
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