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La sociedad civil nuevamente apoya en la tragedia en la ciudad de México

Nuevamente este 19 de septiembre del 2017, volvimos a vivir otro terremoto como el acontecido el 19 de septiembre de 1985. Para quienes nos tocó...

21 de septiembre, 2017

Carlos Aguila Franco

Nuevamente este 19 de septiembre del 2017, volvimos a vivir otro terremoto como el acontecido el 19 de septiembre de 1985. Para quienes nos tocó el de hace 32 años, fue un Deja Vu, un regreso al pasado, de sentirlo con esa diferencia de horario, que sí fue diferencia porque de las 7:19 a las 13:14 obviamente más personas estaban ya laborando, en actividad, en las calles, transporte, escuelas, oficinas.

Impactante y conmovedora la reacción de la ciudadanía, que en cuanto se dio cuenta de lo que había sucedido este 19 de septiembre, de inmediato se volcaron a prestar ayuda de manera incondicional, solamente pensando en apoyar a quien lo necesitara en los edificios que se dañaron y colapsaron, porque lógicamente habría personas atrapadas que rescatar.

Sin que se tome a una crítica destructiva, considero que al igual que en 1985, las autoridades fueron rebasadas por la sociedad civil. Siempre se ha considerado que esa tragedia de 1985 motivó que la ciudadanía saliera a las calles, se organizara y prestara ayuda a quienes lo necesitaban y así fue, ante la tardanza de las autoridades en actuar.

Y este martes volvió a repetirse, mostrando una enorme calidad humana de inmediato llegaban a los lugares donde se requería apoyar. Sin las herramientas necesarias, pero ayudando en todo lo necesario, en esa gran cadena humana en que mano a mano se pasaban restos de los edificios colapsados, buscando si había algún atrapado y rescatarlo.

Improvisando con lo que tuvieran, llevando los mismos ciudadanos carretillas, carritos del super, cargando a mano, para desalojar escombros, para ayudar a los afectados. Es de reconocer y mucho, que en su mayoría la ayuda la están prestando jóvenes sin distinción de sexo, es decir ahora se han sumado más mujeres a la ayuda y eso ha sido muy notorio.

Qué decir de cómo también la solidaridad se ha visto en quienes han apoyado con agua, alimentos, para quienes desde minutos después del terremoto han estado ayudando, así como medicamentos para los lesionados.

Muy importante que la sociedad civil muestre su apoyo, el ser solidario con quien lo necesite y que ante este terremoto ha resultado afectado. Esta muestra, insisto, de gran calidad humana, conmueve, así como ver escenas de cuando se rescata a alguien atrapado y más cuando lo es con vida. Así como la enorme tristeza cuando desafortunadamente han fallecido.

Conmueve hasta lo más profundo del alma saber que hay personas atrapadas esperando ayuda, que las rescaten, que salven la vida, y que eso está en manos de los miles de ciudadanos que ahí están hombro con hombro luchando por rescatarlos.

Enorme tristeza principalmente lo de la escuela que se derrumbó, quedando atrapados niños y maestros que han ido siendo rescatados, pero lamentando los que fallecieron y luchando por los que aun estaban entre los escombros.

Mucha ayuda se requiere para rescatar a los afectados, y más se necesitara en apoyar las labores de reconstrucción de todo lo que se derrumbo. Es muy triste para quienes han perdido familiares y su patrimonio también.

Lo que vivimos este martes 19, insisto, nos remontó a 32 años atrás, en que solamente aquellos que les había tocado el temblor de 1957, no habíamos enfrentado un terremoto de esa magnitud. Y regresan a nuestras mentes todo lo que sucedió hace 32 años, como en unos minutos bastaron para que nuestra querida ciudad de México quedara devastada.

Sin lugar a dudas cada uno de los que vivimos en esta gran ciudad tenemos nuestros recuerdos de ese fatídico día de 1985. En particular lo recuerdo como un temblor fuerte sin que al momento de que sucedió, imaginara lo devastador que fue. Estaba por salir a mi trabajo, laboraba entonces en Comunicación Social de la Compañía de Subsistencias Populares, más conocida como CONASUPO y pasado lo que hasta ese momento consideraba un temblor fuerte, me traslade a trabajar, en el trayecto me llamó la atención que no había transporte público y mucha gente caminaba. Finalmente ya no pude continuar mi trayecto por calzada de tlalpan dado que a la altura del viaducto estaba cerrado y tuve que regresarme observando ya casas dañadas, banquetas, edificios, dándome cuenta de lo que había dañado el temblor.

Al empezar a escuchar las noticias me di cuenta que el temblor había sido un terremoto y que había afectado gran parte de la ciudad. Preocupándome mucho porque la zona donde estaba la oficina fue de las más afectadas y teníamos compañeros que laboraban desde la madrugada elaborando la síntesis de información. Y sin líneas telefónicas imposible comunicarse. Como pude llegue caminando hasta las oficinas y afortunadamente todos mis compañeros estaban bien, solo muy asustados y llenos de polvo, el edificio no se daño, pero en la acera de enfrente en Humboldt y Articulo 123 se derrumbo un hotel.

No he olvidado el impacto de al llegar a la oficina encontrarme en el camino Avenida Juárez, como si hubiera sido bombardeada, el Hotel Regis en llamas, edificios en esa zona derrumbados, todo devastado, de verdad muy triste lo que se vivía. Así como posteriormente irse acumulando las noticias de todo lo que afecto ese terremoto y las innumerables víctimas y daños que ocasionó.

Pero esta gran ciudad de México se levantó de esa tragedia, como seguro estoy que lo hará ahora nuevamente. Mi enorme reconocimiento a la sociedad civil por su invaluable ayuda, y a las autoridades que están inmersas en el apoyo para que nuestra querida ciudad este de pie.

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