El matrimonio como institución social entre dos personas crea un vínculo de pareja y familiar. Algunas parejas lo celebran de acuerdo a sus tradiciones, valores o costumbres: “me caso por lo civil y por la iglesia”, “me caso solamente por lo civil”, o “me voy a vivir con mi pareja”. Algunas otras prefieren no relacionarse de esta manera: “ni me junto”, “ni me caso”.
Algunas otras personas casadas se divorcian. Mientras que otras no quieren divorciarse porque a pesar de todos los problemas en pareja: disputas por los bienes muebles e inmuebles, por no contribuir a las labores y por no traer dinero al hogar para cubrir los gastos en familia, por un fin de disputas que inclusive, se convierten en agresiones físicas y verbales que denigran a la persona, el divorcio no es para ellos.
Y, algunas otras personas ya divorciadas prefieren no volver a casarse o juntarse en unión libre, pero otras personas sí que lo hacen, de nuevo se casan o se juntan.
Todas ellas son libres en elegir la forma de vivir su vida, son responsables de sus propios actos. No obstante, a pesar de su elección, otras personas, amigos, amigas, la familia, es decir el entorno en el que convives, emitirá sobre tu relación un juicio de valor; ella o él es gordo, es flaco, no es guapa, está feo, no tiene dinero: ¿por qué te casas? ¿por qué te juntas?
Esto es parte de la convivencia humana entre dos personas, entre hombre y mujer. Sin embargo, la discriminación existe cuando las personas del mismo sexo deciden formar una relación matrimonial. Es un tema que por diferentes motivos en nuestra sociedad aún no se acepta del todo. Con el matrimonio se crean derechos y obligaciones ambas personas que se encuentran establecidas en la ley. Para tal efecto el Presidente de la República Enrique Peña Nieto somete a los legisladores la iniciativa de reforma constitucional al primer párrafo del artículo 4 constitucional en los términos siguientes:
“El varón y la mujer son iguales ante la ley. Ésta protegerá la organización y el desarrollo de la familia. Toda persona mayor de dieciocho años tiene derecho a contraer matrimonio y no podrá ser discriminada por origen étnico o nacional, género, discapacidades, condición social, condiciones de salud, religión, preferencias sexuales, o cualquier otra que atente contra la dignidad humana”.
La igualad es un derecho fundamental que aún en nuestra sociedad no se reconoce del todo. Las personas tienen el derecho contraer matrimonio con quienes ellas así lo quieran. Es su libre desarrollo a la personalidad, de acuerdo, inclusive sin la iniciativa del presidente a lo que rige actualmente en nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
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