Rosalind Franklin

En 1962, James Watson, Francis Crick y Maurice Wilkins fueron galardonados con el Premio Nobel en Medicina y Fisiología por haber dilucidado la estructura química del ADN. Esta premiación fue...

20 de abril, 2015

En 1962, James Watson, Francis Crick y Maurice Wilkins fueron galardonados con el Premio Nobel en Medicina y Fisiología por haber dilucidado la estructura química del ADN. Esta premiación fue una de las más controvertidas en el mundo científico no por la falta de calidad o la intrascendencia del trabajo sino porque omitieron a otro científico que proveyó la evidencia más importante que muestra la estructura de la doble hélice en todo su esplendor, inobjetable. Ese científico ignorado fue Rosalind Franklin.

El ambiente científico es muy competitivo y muy demandante, muy a menudo las relaciones entre los científicos no son nada cordiales, pues se compite por financiamiento, prestigio y rigor científico, elementos que conjugan lo personal con lo profesional. En esa época existía una competencia entre tres instituciones que estaban investigando proyectos muy similares, Franklin y Wilkins en el King’s College en Londres, Watson y Crick en el Cavendish Laboratory en Cambridge y Linus Pauling en el Caltech en California.

Al parecer, hubo una disputa entre Rosalind y Wilkins que rompió la armonía y la confianza entre ambos, el motivo fue por el liderazgo del proyecto que pertenecía a Wilkins. La animosidad se incubó por mucho tiempo al grado que aunque trabajaban en el  mismo piso, su comunicación  era casi inexistente, cada cual se concretó a su trabajo, se veían ocasionalmente en las juntas y eventos científicos. Rosalind estaba trabajando en una metodología que utilizaba la difracción de rayos x (una especie de radiografía a diversos complejos moleculares) logrando resultados impresionantes, al grado que logró una foto donde se puede apreciar la doble hélice del ADN que guardó celosamente. Watson y Crick en Cambridge, seguían midiendo y observando modelos tridimensionales que coincidieran con los las bases nitrogenadas reportadas en los análisis químicos y Pauling en Pasadena tratando de averiguar si el fosfato estaba dentro o fuera de la doble hélice. Cada quién en lo suyo, la vida siguió igual hasta que un día Watson fue a un seminario donde se discutían avances científicos y donde Rosalind Franklin exponía sus datos más recientes. Estas presentaciones son muy rápidas, los asistentes son gente que sabe del tema, no se detienen en detalles.

La Franklin habló de su proyecto y obviamente mostró y explicó su foto, pero la cosa no pasó a mayores, Watson regresó a Cambridge y comentó lo sucedido con Crick. Tiempo después hubo correspondencia y llamadas telefónicas entre Crick y Wilkins, posiblemente hablaron de la dichosa foto de la Franklin. Obviamente, ella no les mostró ni les dió ninguna copia de la foto, sin embargo, de una manera que aún no se ha aclarado Francis Crick se hizo de la foto, ésta fue minuciosamente analizada y discutida y finalmente apareció la publicación de este formidable hallazgo en una de las revistas de mayor prestigio científico (Nature). Los autores de la publicación Crick y Watson fueron cuestionados por los expertos porque su artículo describía la doble hélice pero no había datos que le dieran sustento a la descripción. Para colmo, Rosalind Franklin publicó sus hallazgos en la misma revista (Nature) el mismo día e incluyó la dichosa foto y los datos que apoyaban la teoría.

Aquí fue donde empezó al problema, la comunidad científica especializada en el tema de inmediato se preguntó ¿por qué la Franklin no había sido incluida en la publicación con los otros dos? ¿por qué si ella aportaba datos con mayor rigor científico su nombre no aparecía en la publicación del descubrimiento? Lo más grave, ¿Por qué no fue nominada a la candidatura del Nobel, como los otros tres?

La tormenta fue en aumento, surgieron más detalles, se sabe que la Franklin nunca les mostró a ninguno de los investigadores la dichosa foto prueba de su hallazgo, lo cual es obvio porque tú no les vas a enseñar  tus datos a tus competidores. Luego la incógnita persistía ¿quién les dió o facilitó esa foto a los investigadores de Cambridge?

A la fecha, no se sabe quién, quiénes o como esa importante evidencia que valió el Premio Nobel llegó a las manos de quienes tuvieron la audacia y el talento de hacer la interpretación correcta de la foto. El premio fue otorgado solamente a los tres investigadores, lo cual nuevamente exacerbó las intrigas y los comentarios negativos. La situación llegó a una protesta tan generalizada que varios miembros de la comunidad científica internacional enviaron sendas cartas de protesta al comité de selección del Premio Nobel para que se le otorgara a ella. El asunto se diluyó por algún tiempo y finalmente se acalló con la muerte de Rosalind Franklin de cáncer ovárico en 1958 a la edad de 37 años. El Comité del Nobel tuvo la gran fortuna de obviarse aclaraciones y explicaciones, pues no otorga premios póstumos. 

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