“Una ilustración vale más que mil palabras”, Proverbio popular
Nuestras vidas transcurren tan de prisa que en ocasiones no nos damos cuenta de lo que oímos, vemos y percibimos, es hasta que analizamos y pensamos cuando adquirimos una cierta capacidad para evaluar los hechos y podemos tomar decisiones de los asuntos más inmediatos en nuestras existencias. Aun así, nuestras vidas transitan por varios universos que no siempre son compatibles. Uno de esos universos son las comunicaciones, lo que vemos y oímos; no lo que otros nos cuentan, dicen o quieren que veamos.
El artículo de hoy trata acerca de la llamada CRISIS de los OPIACEOS, señalada como una crisis de salud pública tan urgente que el presidente Trump la ha declarado una prioridad nacional. En artículos anteriores se han descrito las propiedades y naturaleza semisintética de estos analgésicos, su toxicología que significa un gran incremento en la capacidad sensorial de los neurotransmisores y que a la postre significa un altísimo grado de adicción1 , que en algunos casos culmina en la sobredosis y posiblemente la muerte. Así mismo, también se ha expuesto la política y los mecanismos de mercadotecnia utilizados por las compañías farmacéuticas para inducir al individuo a la adicción por los opiáceos, situación que ha sido tolerada por las altas autoridades sanitarias de aquel país.2
Esta crisis ha sido ampliamente difundida por todos los medios de comunicación, sin embargo, pocas son las imágenes que han estado disponibles. Tal vez, por esta razón, la revista TIME se ha dado a la tarea de editar un número especial (marzo 5 del 2018) para que los lectores puedan juzgar por si mismos las devastadoras escenas que el fotógrafo James Nachtwey ha logrado en diversos escenarios. Este numero contiene cerca de 40 fotos que se definen por si solas y muestran la degradación física y moral de las víctimas.
Sin embargo, hay una foto de Ben Lowy tomada en septiembre de 2016 en la calle Jackson en East Liverpool, Ohio que muestra a una pareja de adultos sentados en el asiento anterior de un automóvil y a una pequeña de cuatro años en el asiento de atrás. Los dos adultos están sin sentido, apenas respirando tratando de sostener la vida en el aliento. En el asiento de atrás, la pequeña entre asombro e incredulidad contempla la escena, tal vez ya este acostumbrada a esta situación que se antoja una escena de otro mundo, donde el decoro personal, la dignidad y el respeto así mismo se han perdido por completo. El dramatismo y el impacto de la foto son tan fuertes que el departamento de policía local decidió publicar la foto con la mera intención de sensibilizar a la ciudadanía a no cometer actos tan irracionales o por lo menos, tratar de observar cierta discreción de sus malsanas conductas.
Según el reportaje, el auxilio llegó a tiempo y ambos se recuperaron de la sobredosis, pero es muy posible que la pequeña creatura nunca se recuperará de este ridículo y esta humillación tan denigrantes.
Para quienes tienen inclinación por los karmas, es importante recordarles los orígenes de la guerra del opio en China. En los siglos XVII y XVIII Inglaterra era la potencia mundial, para su desgracia, su sociedad puso de moda todos los artículos y modas chinas, fue tanto el éxito chino que pronto se creó un déficit en la balanza comercial. En esas épocas, la plata era la moneda de cambio y esta empezó a escasearse misteriosamente, para entonces los británicos ya habían concebido la idea de inundar a China con opio y recuperar la plata que habían gastado al satisfacer sus caprichos. El plan dio resultado, China se envició con el opio que los ingleses cultivaban en la India y los EEUU en Turquía; esta situación se revertiría en el siglo XXI cuando entre el 2017 y 2018 el Departamento del Homeland Security descubrió que varios laboratorios chinos estaban utilizando el correo postal para enviar grandes cantidades de fentanilo a los EEUU. La transacción se hace por la internet, los recipientes son los consumidores directos o los traficantes que únicamente diluyen la droga y la venden. Las autoridades continúan las investigaciones y no han querido dar la lista de laboratorios chinos, solo se sabe que hay seis proveedores sobresalientes. Según cálculos aproximados de las autoridades norteamericanas, se han reportado 500 operaciones con un valor de 766 millones de dólares. La investigación del senado norteamericano reveló que el servicio de aduanas del correo postal solo tuvo oportunidad de monitorear el 36 % de los envíos internacionales dejando sin revisar cerca de 318 millones de paquetes el año pasado. El senador Rob Portman señaló que están en vías de enmendar este error a la brevedad posible.3
El 27 de febrero del 2018, el Procurador General Jeff Sessions anunció que el U.S. Department of Justice comisionará un departamento para que audite a los fabricantes y distribuidores de los opiáceos naturales y sintéticos que han causado tan lamentable crisis en el país. Sessions se mostró sumamente optimista y aseguró que el Programa sería un éxito en todos sentidos, económico y social comparados con los gastos del 2017 donde un cálculo aproximado reveló un gasto de 115 millones de millones de dólares. Se estima que la actual crisis costará medio trillón de dólares y que los resultados se notarán hasta dentro de tres años. Este nuevo proyecto es el Programa PILL (Prescription Interdiction and Litigation Unit) y sus primeras acciones consisten en limitar y controlar el número de recetas de opiáceos. A la fecha, 14 compañías están en juicio y otras 41 están bajo investigación. Se espera un conflicto muy difícil, pues es un hecho que la industria farmacéutica es una de las más poderosas e influyentes en la política americana (se estima que desde 1989 a la fecha han invertido 37 millones de millones de dólares para convencer a los políticos acerca de las bondades y la inocuidad de sus productos). La misma clase política ha reconocido este hecho aceptando que en el 2016 valiéndose de manipulaciones legales maniataron a la DEA obstaculizando la persecución de los distribuidores de opiáceos.4
Aunado al Programa anterior, una gran mayoría de pueblos pequeños, medianos y grandes han iniciado desde hace años una campaña consistente en el canje de jeringas usadas por jeringas nuevas, lo cual ha reducido significativamente los contagios de enfermedades infecciosas (sida, hepatitis, etc). Este esfuerzo se ha visto apoyado con una iniciativa del Philadelphia Health Department (equivalente a cualquier Departamento de Salubridad estatal) para atender a los adictos. El programa consiste en permitir a los afectados el uso de jeringas nuevas y además se les supervisa con personal médico calificado para evitar cualquier riesgo de sobredosis u otro efecto secundario indeseable que signifique una amenaza para la salud pública. La experiencia de Philadelphia ha sido un éxito rotundo, tanto así que San Francisco y Seattle están por adoptarlo.5
Si alguien se preguntara acerca del efecto económico, político, social y moral que representa esta lucha contra la adicción, no tendremos más que referirlos a los gastos que representa un individuo (femenino o masculino) cuando requiere cualquiera de los siguientes servicios:
- Sala de emergencia (aditamentos, equipo y personal)
- Cuidados intensivos
- Rehabilitación mental y física
- Desintoxicación
- Tratamiento de enfermedades infecciosas (sida, hepatitis, otras infecciones)
- Individuo no productivo
- Posible delincuente (rehabilitación incluyendo entrenamiento)
- Desajuste social (ayuda psicológica, baja autoestima, depresión, angustia), etc.etc.etc….
La lista podría ser interminable, los gastos también.
Cuando el Departamento de Policía de East Liverpool decidió compartir esa dramática foto: https://timedotcom.files.wordpress.com/2017/01/ohio-overdose-viral-photo-east-liverpool-heroin.png?w=720 con el público en general pudo haber generado una demanda cuantiosa por parte de los afectados. A la fecha, desconozco si hubo o no tal demanda; solo espero que haya despertado muchas conciencias en el sentido de no buscar placeres que nuestros aparatos y sistemas no pueden resistir. Simplemente nuestra naturaleza tiene limitaciones orgánicas y emocionales que no podemos traspasar, tampoco es justo inquietar y tratar de descubrir otros mundos que no nos pertenecen ni están al alcance de nuestra existencia.
Cuiden su cuerpo y disfrútenlo, solo se les ha concedido por un tiempo limitado.
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Referencias
- García Trejo A.; OxyContin y Fentanilo. Ruiz Healy Times. Junio 19, 2017
- García Trejo A.; Los Opiáceos y la Drogadicción Tolerada. Ruiz Healy Times. Enero 8, 2018
- Reuters en Washington.; Chinese laboratories use mail to send opioid fentanyl into US, Senate report finds. The Guardian, January 24, 2018
- Glenza, Jessica.; Opioid Crisis: justice department to back local lawsuits against manufacturers. The Guardian. February 27, 2018
- Anónimo. Philadelphia. The WEEK. February 9, 2018.
Imagen: time.com
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