México merece más

Son las 5:00 de la tarde del Domingo 12 de Julio y estoy viendo el medallero de los Juegos Panamericanos en Toronto. Casi no creo;...

20 de julio, 2015

Son las 5:00 de la tarde del Domingo 12 de Julio y estoy viendo el medallero de los Juegos Panamericanos en Toronto. Casi no creo; nuestro país ha ganado 4 medallas de oro, 6 de plata y 5 de bronce y apenas es el segundo día de competencias, algo verdaderamente inusitado. Jóvenes entusiastas, limpios y con gran corazón han sido triunfadores en sus respectivas competencias.

Al escuchar sus entrevistas, resaltan las carencias y limitaciones que deben enfrentar para entrenarse y subsistir en tan difícil medio, pues la mayoría de estos atletas no solo tienen que sacrificar su tiempo sino en muchas ocasiones costear algunos gastos de su alimentación, transporte y entrenamiento.

Estos grandes logros nos muestran que uno de los mejores recursos con que cuenta nuestro país es su gente, pues esta no es la primera vez que verdaderos atletas nos dan estos triunfos. Esto nos induce a considerar que son nuestros líderes y administradores, nuestros sistemas, nuestras políticas, nuestras reformas, lo que están fallando. Todavía existen mexicanos que a pesar de todas las dificultades y trabas, se resisten a caer en el abismo de la mediocridad y luchan y pugnan por una identidad triunfadora que de paso nos da grandes satisfacciones.

México desde hace mucho practica un sistema de monopolios en todos los sentidos de la palabra, solo hay un determinado núcleo de gente que se hace rico, que progresa, que destaca, los demás somos tratados como una turba maleable y conformista que se espera agradezca y aplauda las decisiones que parecen salir de los oráculos más retrogradas que pudieran existir.

Sigamos con el deporte, me pregunto ¿qué les espera a estos jóvenes triunfadores en su regreso a México? ¿Un apartamiento en Lomas de Santa Fe? ¿Una candidatura a una diputación local en un sistema corrupto? ¿Una cena y otra medalla con el Señor Presidente?

Estoy seguro que si ustedes les preguntaran a ellos tendrían la respuesta más objetiva y más práctica que ustedes no han imaginado: facilidades para entrenar, eliminarles grillas y obstáculos administrativos, becas y apoyos económicos para dedicarse a entrenar sin la angustiosa presión económica, tal como lo hacen los atletas de muchos otros países. Es justo y necesario que nuestros jóvenes tengan otras oportunidades para poder considerar un futuro siguiendo una carrera deportiva. Ya es tiempo de desarrollar otro tipo de deportista que verdaderamente compita con honestidad y nos represente dignamente. Ya es tiempo de desprendernos de esa dinámica futbolera que solo está interesada en las utilidades económicas del gran negocio de un selecto grupo empresarial que navega con un apoyo formidable del estado mexicano. Es una magnífica simbiosis que ilustra muy bien el llamado pan y circo de la antigüedad.

Para muestra, basta un botón, algunos de los periódicos de la Ciudad de México y el noticiario matutino de Televisa  dieron desmesurada importancia (Lunes Julio 13) al empate entre México y Guatemala que se jugó el lunes 13, con entrevistas y todo, en comparación a los microsegundos que duró la imagen de Iván Garcia (medalla de oro en clavados) en la pantalla, los otros medallistas ganadores ni siquiera fueron mencionados.  

Crisanto Grajales, mexicano ganador de la medalla de oro en Triatlón, narró ayer las vicisitudes que ha pasado para entrenar, su angustia al sufrir un espasmo muscular en la espalda que le impedía caminar días antes de la competencia.

Que a pesar del dolor y la incertidumbre de su participación, compitió y ganó el oro para México, y que ahora no merezca el más mínimo comentario en nuestra televisión. También comentó que él fue invitado por el campeón del mundo en triatlón, un atleta español para entrenar con él. Desde entonces, sus progresos en los últimos dos años han sido espectaculares y hoy se encuentra clasificado entre los 10 mejores en el mundo. Es irrisorio que mejor un atleta extranjero haya visto y calibrado el potencial de Crisanto y lo haya tomado bajo su tutela que algún funcionario del deporte mexicano, de esos que cobran miles de pesos mensuales por no hacer nada. 

Esta es una muestra indiscutible del desdén y la falta de interés que les merece el deporte mexicano. La solución a esta actitud es muy simple, pagarles con la misma moneda, sintonizando sus coberturas y su red televisiva lo menos posible, sobre todo en el futbol que es su mayor negocio.

Volvamos a los aspectos positivos y aprovechemos a estas generaciones de deportistas y empecemos a cultivarlos con las condiciones y políticas que prevalecen en otros países exitosos y encarguemos los deportes a personas que realmente estén interesados en trabajar y desarrollar a tan valiosos ciudadanos antes de que éstos logren patrocinios en el extranjero.

Despertar la conciencia de las mayorías es una tarea monumental, pero por algo se empieza. Estos jóvenes ya hicieron su trabajo, ahora nos toca a nosotros continuar esta difícil y ardua tarea si es que queremos construir un mundo mejor para las generaciones futuras.

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