El domingo pasado, el periódico británico The Guardian publicó un artículo raro, fuera de su estilo informativo, es una noticia muy trascendente con una cobertura muy incompleta. En su descargo podemos citar que es un tema muy controvertido donde la información no es del todo fluida ni fácil de obtener; se trata del: cultivo de tejidos de células madre y su implantación en tejidos cerebrales vivos para comprobar el desarrollo de sus funciones.1
Recordemos que las células madre o stem cells son muy especializadas, con gran susceptibilidad para convertirse en células que pueden formar parte de cualquier tejido u órgano, siguiendo sus propias disposiciones de información genética.
Los neurólogos llaman a estas células mini brains u organoids al pequeño conjunto de células cultivadas y que generalmente no sobrepasan el tamaño de un chícharo, esa es su herramienta de trabajo. El grave problema que tienen que sortear es que este tipo de experimentación está minuciosamente regulada por reglas de ética médica que no les permite extender la fase experimental por más de dos semanas, esto es muy inconveniente para ellos. Si continuaran el experimento, se considerarían transgresores por usar órganos de naturaleza animal o humana en la fase experimental lo cual está prohibido. Estas restricciones han sido desobedecidas por algunos investigadores asiáticos, pero a la fecha no se sabe la sanción que se les ha impuesto. El año pasado se suscitó un gran escándalo internacional con el Dr. He Jiankui de Shenzhen, China quien no solo sobre extendió el plazo de las dos semanas sino que siguió todo el desarrollo embrionario de unas mellizas chinas a las cuales trajo al mundo sin SIDA, enfermedad que poseían en su etapa fetal.2, 3.
Estas violaciones éticas a las restricciones internacionales son muy específicas, porque limitan los intereses y los programas de las poderosas compañías farmacéuticas o las ilimitadas ambiciones y los egos de algunos investigadores que poseen pretensiones muy elevadas. Este tipo de Proyectos es un gran atractivo para los científicos y los consorcios farmacéuticos que persiguen la fama y el dinero, al que al parecer, no todo el mundo puede substraerse.
Volviendo a la información del artículo, el reporte es tímido sin detalle, pero al mismo tiempo nos da la semblanza de que habrá más información en breve, esperamos que así sea. Mientras tanto disfrutemos lo que nos dan.
Al parecer, el uso de estas células han reportado buenos progresos en estudios de la esquizofrenia y el autismo, también se han hecho adelantos en el estudio del empequeñecimiento cerebral en los fetos infectados con el virus del Zika. Otros investigadores en Harvard han encontrado que las pequeñas biomasas de organoides desarrollan sus propias redes sensibles a la luz y responden al estímulo. Este es un hallazgo formidable porque al parecer la señal de respuesta lumínica proviene de las mismas células y no del cerebro.
Fred Gage investigador del Salk Insitute en San Diego y su equipo han trasplantado organoides humanos en cerebros de ratones, dichos organoides se han conectado a la red del sistema circulatorio por sí solos e inclusive han abierto otras conexiones aledañas.
Desde el año pasado Hank Greely, director del Center for Law and the Biosciences de la University of Stanford ha tenido la intención de reiniciar estas discusiones acerca de los lineamientos generales porque si se ha demostrado que los organoides adquieren sensibilidad y reaccionan a los estímulos, entonces es posible que también pueden percibir dolor. Greely agregó que: nunca es demasiado temprano para discutir las consideraciones éticas aplicadas a la ciencia, es lo mejor para guiar la investigación científica y tomar algunas decisiones.
Mientras ellos se reúnen, es válido comentar sobre lo que nos han dejado saber: la información es muy escueta, no hay detalles, las descripciones son breves y sin detalle, además parecería que son varios los laboratorios o institutos que están involucrados en el tema; solo esto justifica el sigilo que encierran estos proyectos. Entendemos que hay algunos grupos que tienen el legítimo interés del alivio de las enfermedades, pero también podría haber otros que tendrán otros objetivos poco transparentes.
En el artículo del Guardian, Elan Ohayon del Green Neuroscience Laboratory en San Diego se opone a que se utilicen fondos para el trasplante de organoides obtenidos de humanos a los tejidos u órganos de animales, sin embargo no provee un razonamiento para explicar su propuesta. Existen todavía muchas incógnitas acerca del estado y el avance de las conexiones celulares de estos organoides en un ser humano o en un animal ya que no solo es la proliferación celular del cultivo sino la funcionalidad de todas las demás tareas asociadas, crecimiento, regulación metabólica, otras funciones celulares, conexiones a sistemas de información (hormonas, iones, sistemas enzimáticos, neurotransmisores, etc); que dan la capacidad y la eficiencia a los tejidos y a los órganos; osea a todo el sistema integrado.
Estas células son altamente especializadas y su genética les permite funcionar en forma casi perfecta, de antemano tienen garantizada su permanencia y sobrevivencia, el verdadero problema de estas células es el exterior, el grave riesgo está en el uso que se les dé, en las aplicaciones y los trabajos que se les encomiende ya que ellas desempeñan dos de los trabajos más fundamentales en la vida del hombre:
- el cerebro es el órgano regulador de todas nuestras funciones.
- el cerebro es además el responsable de la coordinación de nuestros actos, conductas y emociones.
La mala noticia del pasado domingo no viene en el trabajo periodístico, sino que está implícita en las intenciones y los sueños vacíos del hombre que ha concebido la idea del dominio absoluto, la degradación del espíritu y del que ha soñado con invalidar la identidad del ser humano; tal y como la historia nos lo ha mostrado. Ian Sample, el autor del artículo quizá nos está advirtiendo que estamos en un lapso muy riesgoso porque la ingeniería genética, la biología molecular y la tecnología instrumental están en una etapa de desarrollo formidable para producir todos los organoides y otros elementos necesarios para generar la programación y el ensamblaje de los futuros ciudadanos que ya programados rondarán por estos mundos.
¿Exageración?
Recordemos: ¿cómo empezó el desarrollo y la investigación de las armas químicas, las biológicas y las atómicas?
¿Sabemos acaso o tenemos alguna idea acerca de los adelantos logrados en las anteriores armas de destrucción masiva en los últimos 30 años?
Las armas químicas y las biológicas aún se usan a pesar de estar prohibidas por Tratados y Convenciones Magistrales, donde todo mundo promete portarse bien.
En cuanto a mí, no estoy deprimido ni estoy de mal humor, simplemente esta es mi respuesta al terminar de leer el artículo.
Tal vez sería conveniente que los biólogos empezaran a buscar una nueva especie para designar al hombre, ¿sapiens?, ….no, suena demasiado pretensioso.
Mis mejores deseos para todos, recuerdo a ustedes que tiene significado lo dicho por Hobbes en 1651: el hombre es el lobo del hombre.
REFERENCIAS:
- Sample, Ian., Scientists’ may have crossed ethical line in growing human brains. The Guardian. October 20, 2019
- García Trejo Antonio. Escandalo Científico. Ruiz Healy Times. Enero 10, 2019.
- García Trejo Antonio. Escandalo Científico II. Ruiz Healy Times. Enero 28, 2019.
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