La historia de México relata con detalle que los astrónomos reales reportaron al Rey Azteca el paso de varios cometas que surcaron el firmamento. Moctezuma y sus consejeros interpretaron correctamente la aparición de dichos cuerpos celestes como el principio del fin del grandioso imperio azteca.
Llenos de temor y zozobra, el séquito real se aprestó a recibir a los invasores y les colmaron de flores, finas alhajas y otros valiosos regalos; a cambio, los aztecas solo recibieron espejitos, cuentas, collares y otras bagatelas sin importancia. Desde entonces, México ha vivido con ese estigma, con esa marca de inferioridad, de aquel que entregó lo mejor de si mismo a cambio de un trato mediano que tarde o temprano terminaría en conquista y vasallaje. No es que seamos sentimentales o derrotistas acomplejados, pero esas acciones tan indignas como inocentes se han repetido una y mil veces en la historia de nuestro país, además de que no reflejan el verdadero carácter y la idiosincrasia del pueblo mexicano.
En términos generales, son acciones propiciadas por personajes fatuos y engreídos que nos han representado mal en nuestro propio país y en el extranjero, son esos caracteres blandengues y disminuidos que buscan la aprobación y el reconocimiento externo para sostener su desmesurado narcisismo; en síntesis, pertenecen a un grupo que carece de los elementos necesarios para representarse así mismos.
Cuántas veces nos hemos enterado de las políticas, planes y programas que son expuestos primero a los periodistas y mandatarios extranjeros durante las giras sin haber sido informados en nuestro propio país. Su afán de complacencia hacia los extranjeros rebasa los límites del buen trato y la cortesía.
Recientemente, se han dado a la tarea de contratar asesores y expertos, cuando muchos de ellos son innecesarios porque tenemos el equivalente en casa. Se entiende que dichos empleados extranjeros cobran cantidades inusitadas porque sirven exclusivamente a los intereses de sus benefactores. En muchos casos los expertos presumen grados académicos espurios, en varios países centro y sudamericanos es muy común autonombrarse con el grado de doctor cuando en realidad solo poseen un grado de licenciatura.
Una gran mayoría de los políticos mexicanos son incapaces de representarse así mismos, basta con escuchar su verborrea trillada e incoherente, su manera de leer y articular conceptos, su indisciplina en las cámaras de diputados y senadores, sus frases y discursos con el mismo contenido obsoleto y partidista, de hace 40 años.
Todavía no se han dado cuenta que muy a su pesar existen muchos mexicanos que se han educado en instituciones nacionales y extranjeras y que de una u otra forma tienen aspiraciones y piensan diferente a sus políticas y planes de relumbrón. No se han dado cuenta que México está en el umbral de la etapa más productiva en toda su existencia como país, dado el gran número y variedad de profesionales que ya existen en el país y que también están en su edad más productiva.
Los políticos representan el mayor lastre y disfuncionalidad que ha padecido el país en los últimos 70 años. ¿Ejemplos?
Los exgobernadores que por una u otra razón están en prisión o son prófugos de la justicia, y de ahí para abajo: coordinadores, presidentes, comisionados, ministros, delegados, alcaldes, aparato legal, etcétera, etcétera. Ellos han tenido la brillante idea de contratar a R. Giuliani para que los ayude a modernizar los sistemas administrativos de la justicia, al General Naranjo para que les dé ideas para combatir al narcotráfico, a la Comision del GIEI quienes siendo abogados fueron llamados para esclarecer el caso Ayotzinapa. En lugar de seguir buscado expertos y asesores, México y las instancias correspondientes deberían de repatriar a los miles de mexicanos de alto nivel que dejaron el país en busca de mejores oportunidades. Es lamentable que México ocupa el 6⁰ lugar mundial en la fuga de cerebros que actualmente están trabajando con éxito en diversas instituciones de reconocido prestigio.
El esclarecimiento de este caso es eminentemente científico, no político. En un artículo anterior se han descrito los análisis y los hallazgos reportados por el Instituto de Medicina Legal de la Universidad de Innsbruck, quienes concluyeron haber recibido osamentas calcinadas donde únicamente pudieron extraer ADN nuclear y mitocondrial que correspondían a 2 estándares de referencia que plenamente identificaban a 2 de los estudiantes desaparecidos. Eso es todo, no hay más. No importa si a los padres les gusten o les convenzan los resultados o si los políticos quieran seguir con la farsa, no hay más.
Nuestro representante está de visita en Alemania donde cumplidamente declinó y agradeció a la señora Merkel la oferta para colaborar en el caso.
Es posible que otros países conscientes de la generosidad del estado mexicano en el pago de las asesorías ofrezcan sus servicios, dado el antecedente que nos dejó Moctezuma. Tal vez eso motivó el comentario de la canciller en su discurso de despedida que fue malicioso e innecesario, acorde con los modos y las acciones de una conversación entre políticos.
Esta vez, no hubo presagio.
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