La Tercera Edad

"La vejez es la edad del recuento", Antonio G. Trejo

24 de octubre, 2016

"La vejez es la edad del recuento", Antonio G. Trejo

Uno de los axiomas fundamentales en biología es que todo ser vivo debe nacer, crecer, reproducirse y morir. La vejez suele presentarse justo después de la reproducción y antes de morir, es una serie de cambios biopsicosociales brutales en la vida de cualquier individuo, su presencia refleja la vida anterior de la persona, su calidad de vida y su madurez física y emocional. Nadie se envejece de la noche a la mañana, es un proceso lento y gradual que inexorablemente te lleva al mismo cauce y una vez ahí, ya no hay regreso. Píldoras, gimnasio, cirugías y tratamientos en Rumania no te salvan. La vejez es la vejez, empieza por el deterioro celular ampliamente descrito en La Apoptosis, artículo publicado en Agosto 11 del año pasado y se manifiesta por el desajuste gradual y la pérdida de la eficiencia de los sistemas metabólicos y de reproducción.

No existe una explicación satisfactoria que defina la vejez, han aparecido algunas teorías que se han esbozado y que han encontrado apoyo en los avances de la biología molecular, unas son intrínsecas y otras extrínsecas. Empecemos con la intrínseca, basada en que todo individuo posee un programa en su DNA y que dicha programación se cumple inexorablemente en el tiempo, el espacio y de acuerdo con las circunstancias del individuo. Así tenemos que un individuo cualquiera desarrolla enfermedades o impedimentos en forma periódica (enfermedades respiratorias, de la piel, etc.) sin ninguna razón aparente. Existe una variante que tiene que ver con la teoría de los telomeros, éstos son porciones distales de los cromosomas de células muy especializadas que contienen una gran cantidad de DNA en donde éste se pierde (no se recupera) cada vez que existe una duplicación del cromosoma, estos  desajustes al principio son incipientes, pero después, las células son incapaces de dividirse y desaparecen mediante la apoptosis o muerte celular.

La otra teoría llamada estocástica es extrínseca y postula que la edad es la causa del daño al azar que sufren algunos órganos y funciones celulares, tales como alteraciones en el DNA mitocondrial, la acumulación de radicales oxidativos y las mutaciones de los ácidos nucleicos que van minando la precisión y la sincronía de las funciones celulares, incluyendo la alteración de los mecanismos de duplicación del DNA. Estas teorías ilustran los síntomas y las situaciones correspondientes a un prototipo general de la vejez. Sin embargo existen muchos casos donde los individuos pueden haber desarrollado alguna enfermedad crónica, se están recuperando de un infarto, sufrieron algún accidente o simplemente están tan imposibilitados y disfuncionales que hacen que el individuo desarrolle una vejez  prematura o más compleja y más dramática. Recordemos que no todos llegaremos a la vejez por el mismo camino ni que todos estamos dotados de las mismas fuerzas ni debilidades.

En términos muy generales podremos afirmar que los síntomas más comunes de la vejez son:

  • Desarrollo de artritis o endurecimiento de las articulaciones
  • Acidez estomacal
  • Pérdida progresiva de la vista y la capacidad auditiva
  • Pérdida de volumen muscular y de colágeno que afecta la textura y elasticidad de nuestra piel
  • Disminución de la respuesta inmunológica
  • Disminución o alteración de los neurotransmisores.

La lista es interminable, bien se podría decir que es personal de acuerdo a la genética y las condiciones del entorno del individuo.1 Es importante enfatizar que la vejez es una etapa única, basta con que alguna función se deteriore para que ésta afecte el buen funcionamiento de otros órganos o sistemas, hasta colapsar un buen número de funciones.2

Existen dos condiciones que juegan un papel muy importante en la vejez, la disminución de la capacidad auditiva y la vista. Sus efectos no solo son a nivel funcional sino que también afectan el plano emocional y en ocasiones pueden causar la muerte. El deterioro o la pérdida de la capacidad auditiva influye negativamente en la calidad de vida del individuo al impedirle no solo la función de escuchar sino el mantenerlo aislado de su medio social. Si esto no es atendido podría influir en una incomunicación agravada, provocándole una situación de stress o una depresión que pudiera expresarse en una alteración drástica de la conducta. La discapacidad visual es todavía más dramática y riesgosa ya que es una de las mayores causas de accidentes y caídas que pueden ser fatales. La ceguera parcial o total privan al individuo de la percepción del mundo externo, la sensación de tiempo y espacio, así como la oportunidad del entretenimiento o el placer de observar y razonar en forma más personal y analítica. La pérdida total o parcial de estas capacidades sensoriales influyen en el ánimo del individuo, sus relaciones y su conducta que tarde o temprano provocará episodios depresivos.

Es muy difícil cuantificar el grado de depresión en un individuo, lo más aproximado consiste en considerar por lo menos cinco de los siguientes síntomas que se presenten durante dos semanas consecutivas. Nada extraordinario, pero al menos se mantiene una cierta consistencia en el diagnóstico.

  • Falta de interés en proyectos o actividades comunes
  • Irritabilidad en la mayoría del tiempo
  • Insatisfacción generalizada
  • Cambios en el apetito y el peso corporal
  • Trastornos del sueño
  • Agitación o retardo emocional
  • Fatiga y pérdida de la energía
  • Sentimiento de inutilidad
  • Culpa excesiva sin motivo alguno
  • Falta de concentración
  • Tendencias suicidas

Mucha gente hace diagnósticos a la ligera porque cree que la depresión es una característica de la vejez, pero no es así. Lo que pasa es que los síntomas son más notorios en los viejos porque están más aislados y son menos comunicativos. La depresión temporal puede gestarse en cualquier momento: después del diagnóstico de una enfermedad grave o una condición médica severa, como por ejemplo: la diagnosis de un cáncer, una cardiopatía agravada, la recuperación de un infarto o un derrame cerebral, la amputación de algún miembro, etc. En ocasiones, la prescripción de un hipnótico, algún antihistamínico, un analgésico, un antihipertensivo, etc. pueden causar la depresión temporal. También existen casos donde ciertas situaciones sociales como el funeral de un amigo o un familiar, la pérdida del empleo, la insolvencia económica o el simple hecho de verse o sentirse viejo son razones suficientes para aprontar un estado depresivo. En cualesquiera de los casos, es importante atenderla porque significa el preámbulo del suicidio.

En el próximo artículo se considerarán aspectos demográficos y de la vida emocional de los viejos, además de ciertos aspectos económicos y sociales.

Mientras tanto, pensemos que la vejez es la edad del recuento. ¿No es así?

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Referencias

  1. Porth M. Carol, Matfin Glenn Pathophysiology. 8th edition 2009, Lippincot Williams & Wilkins; Philadelphia, PA.
  2. Ricklefs, R. and Finch E. Caleb. Aging A Natural History. 1995 Scientific American Library. New York.
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