"Todo lo que existe en el universo es producto del azar y la necesidad.", Demócrito
En abril del año pasado todos los medios de comunicación dieron la noticia acerca de la manipulación genética de los embriones humanos. El tema de por sí causa gran expectación y temor porque definitivamente los logros y alcances que se obtengan influirán en el futuro del hombre ya que propician riesgos y situaciones de poder que no son fáciles de manejar. Además, provocan gran incertidumbre en las estructuras sociales y ambientales de cada país.
Los avances en genética molecular han sido espectaculares y se supone que resolverán muchos problemas sociales (alimentos, salud pública, bienestar social, etc.) que aquejan a la humanidad y contribuirán a disminuir o erradicar muchas enfermedades endémicas que significan un gran riesgo para la población mundial.
Sin embargo, también debemos advertir que existe un lado obscuro, al igual que la energía atómica, donde las aplicaciones genéticas pudieran implicar el desarrollo de proyectos criminales, tales como: arsenales biológicos, provocación de hambrunas, etc.
Cada editorial en su estilo dio su propia versión, unos sensacionalistas reportaron fantasías, otros más moderados hicieron énfasis en las bondades y las aplicaciones de esta nueva metodología; los más serios dijeron la verdad; un proyecto fallido que logró más resultados negativos que positivos. Examinemos algunos de los aspectos más importantes que deben aclararse en torno a este tema.
Empecemos por recordar que el DNA de todos los seres vivos está escrito en una secuencia de pares de compuestos químicos nitrogenados llamados bases púricas y pirimídicas (A,T,G y C), como si fueran dos cintas métricas entrelazadas donde los números corresponderían a las bases A,T,G y C.
El orden y las secuencias de estas letras en realidad corresponden a los genes que codifican para cada una de las características que heredamos de nuestros padres (color de ojos, rizado del pelo, enfermedades genéticas, etc.). Esto es similar a las páginas de un escrito que solo contiene las letras del alfabeto, pero el orden y la secuencia de éstas hace que el texto sea diferente.
Absolutamente todos los seres vivos estamos en un constante riesgo del contagio y de infección (ya sea por un agente tóxico o por un ácido nucleico) que puede tener las consecuencias de una simple enfermedad o bien puede causarnos la muerte. Así mismo, todos los seres vivos también estamos dotados de varios sistemas de defensa que nos protegen de los agentes tóxicos que suelen atacarnos. Una de las principales defensas que poseemos es nuestro sistema inmunológico que destruye a cuanta molécula o cuerpo extraño trata de invadir nuestro cuerpo.
En la naturaleza (suelo, aire, agua, alimentos, etc.) existen millones de bacterias, muchas de las cuales son atacadas por los virus llamados bacteriófagos. Éstos, inyectan el ácido nucleico que desorganiza el metabolismo bacteriano y acaba por destruirlas. La misma naturaleza ha dotado a las bacterias de un mecanismo de defensa extraordinario que consiste en un agregado molecular llamado CRISPR-Cas9 que consta de dos RNA y una proteína. La porción del CRISPR reconoce o localiza a cualquier DNA extraño y reacciona con él. Posteriormente, el complejo proteínico Cas9 que en realidad son poderosas enzimas cortan el DNA en pedazos. De tal manera que el DNA del bacteriófago es atacado e inactivado, evitando así la infección.
Este agregado fue descrito por primera vez en los 80’s y se le adjudicó una función de defensa inmunológica. Posteriormente, las investigadoras Jennifer Doudna y Emmanuelle Charpentier de la Universidad de California (Berkeley) y la Universidad de ὓmea respectivamente; definieron que los mecanismos de acción del complejo no eran inmunológicos sino a nivel genético.1 Ambas demostraron que las dos funciones del CRISPR-Cas9 eran la localización de los genes causantes del trastorno patológico o la enfermedad, la segunda función era el corte específico de esos genes para dejar un hueco en la cadena del DNA. Dicho hueco sería llenado por la fracción de DNA sano que no contuviera ningún programa o elemento patológico. Esta doble función es algo muy semejante a una corrección cut and paste en la computadora. Una vez corregido el genoma, todos los descendientes estarán libres de la enfermedad o del trastorno patológico.
Esta metodología correctiva a nivel genético es lo que los científicos han dado en llamar editing, cuya traducción sería edición del genoma. Es una herramienta que permite manipular el genoma en forma precisa y eficiente, con gran potencial en el combate de las enfermedades infecciosas, con gran aplicación en la biotecnología y la terapia e ingeniería genéticas.2 Sin embargo, las cosas no son tan sencillas ni tan automáticas como parecen, tal como se corroboró en la publicación del año pasado donde varios científicos chinos de la Universidad Sun Yat Sen en Guangzhan reportaron el haber utilizado la metodología CRISPR-Cas9 para remover el gene causante de la talasemia (alteraciones en la calidad y cantidad de la hemoglobina) de unos embriones humanos que no eran viables. Los resultados y las conclusiones indican que se logró la remoción del gene patógeno en un porcentaje muy bajo. Lo más alarmante del experimento fue que se obtuvieron un gran número de mutaciones inespecíficas que los investigadores no pudieron explicar. El balance general arrojó más resultados negativos que positivos. Desafortunadamente, la prensa y medios de comunicación en todo el mundo echaron las campanas al vuelo con encabezados espectaculares que no corresponden a la realidad. La gran mayoría de los especialistas coinciden en que existe un potencial muy promisorio para ésta y otras metodologías pero que aún se está muy lejos de lograr éxitos con sistemas tan complejos que requieren una óptima precisión.
Dado el gran riesgo que implican estos descubrimientos, la comunidad científica internacional había concertado un acuerdo para no investigar esta metodología en embriones humanos y los chinos la ignoraron. Lo más turbio de este asunto, es que Protein & Cell, editores de la publicación, la recibieron el 30 de Marzo del 2015 y la aceptaron al día siguiente día (Abril 1, 2015), algo muy poco usual en las editoriales científicas.
¿Acaso no sometieron el artículo a ninguna revisión, que es lo acostumbrado?
Sin duda alguna se trata de la primera publicación a nivel mundial donde se describen estas manipulaciones genéticas en células o embriones humanos.
¿Será que los chinos solo quisieron pasar a la historia siendo los primeros?
Otro aspecto inquietante es que se sabe que otras universidades chinas están trabajando arduamente en proyectos similares, pero no se tiene ningún reporte formal.
Esta no es la primera vez que algunos investigadores asiáticos se han visto envueltos en este tipo de conflictos, varios científicos chinos y coreanos han tenido que retirar sus publicaciones y presentar las consabidas disculpas a la comunidad científica. Es oportuno aclarar que el arreglo de datos y los plagios son comunes en el medio científico, EE.UU. y los asiáticos llevan la delantera.
Los científicos involucrados en estas manipulaciones genéticas reconocen que existen políticas muy laxas e inciertas que han permitido todas estas irregularidades y están dispuestos a reunirse con más periodicidad con el fin de lograr políticas más formales, con mayor rigor científico. Así mismo, han solicitado la colaboración de sociólogos, psicólogos, especialistas en asuntos éticos y otros expertos que pudieran aportar ideas y comentarios más rigurosos.
El impacto económico de todos estos proyectos es muy substancioso, del orden de millones de dólares. Muchos investigadores están patrocinados por las compañías farmacéuticas que obtienen grandes ganancias con el desarrollo y la investigación de estos productos. En ocasiones, las compañías subcontratan a universidades y centros de investigación que reciben generosos subsidios, lo cual representa un gran conflicto de intereses en la orientación del desarrollo y la mercadotecnia de los proyectos.
Lo que es peor, muchos investigadores exitosos están creando alianzas con poderosos patrocinadores para crear sus propios laboratorios independientes, de tal manera que los logros y los objetivos son eminentemente comerciales. No es de extrañar la competencia tan desleal que existe detrás de todos estos proyectos.
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Referencias
- Kendall K. Morgan. Brave New World Will Gene Editing Rewrite the Future of Medicine?. Genome Winter 2015. 53 – 57
- Katie L. Burke. First Person: Emmanuelle Charpentier. American Scientist July -August 2015. 247 – 249.
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