La genética rige nuestra conducta

Algunas teorías políticas y religiosas nos han hecho creer que todos somos iguales, pero no, no todos somos iguales.

15 de junio, 2015

Algunas teorías políticas y religiosas nos han hecho creer que todos somos iguales, pero no, no todos somos iguales. Estamos hechos de los mismos materiales pero acomodados en forma diferente. Lo cual nos lleva a uno de los misterios más fascinantes de nuestra existencia: la  individualidad, esa forma tan única y peculiar que cada ser humano tiene para sentir, apreciar, responder, recordar los estímulos y los  sueños de cada día. El hecho de que nuestra apariencia física sea diferente aún dentro de la misma familia, y que además no solo la apariencia sino nuestras aspiraciones, nuestros deseos, nuestra conducta y nuestras ambiciones también sean diferentes hacen más atractivo el reto de saber quien o quienes son los responsables de tal diversidad.

Una de las ciencias que está creciendo enormemente es la Neurobiología, que trata de responder incógnitas que en el pasado fueron tabú, algo intocable, de lo que no se podía hablar. La importancia de la neurobiología es que tiende a explicar situaciones y problemas que tienen que ver con el cerebro, abarca diversos temas tales como: la rehabilitación de funciones, problemas de conducta, criminalidad, narcodependencia, percepción, etc. etc.

Precisamente, el comentario de hoy tratará de explicar algunas cuestiones que ya se sospechaban desde hace tiempo acerca de las conductas compulsivas, pero que no habían sido plenamente demostradas. Ahora, gracias al auxilio de otras ciencias, es posible aseverar que los resultados son válidos y confiables en lo que cabe.

Los desordenes obsesivo compulsivos (OCD)

Todos tenemos algo de ésto, pero hay personas que se pasan en su manera de expresarlo. Los obsesivo-compulsivos son personas dominantes, controladoras, con una gran urgencia por repetir ciertos comportamientos o rituales, amantes del orden y la simetría y que tienden a acumular cosas u objetos; sus propios rituales y obsesiones terminan por controlarlos.

Como dije anteriormente, todos tenemos algo de ésto. Afecta por igual a hombres y mujeres y pueden empezar a desarrollarse a temprana edad. En ocasiones, existen periodos de gran ansiedad donde los síntomas se muestran más acentuados y con mayor frecuencia. Este comportamiento incluye personas adictas al alcohol, la comida, el chocolate u otro satisfactor que llene temporalmente la obsesión del objeto deseado. Además, esta situación anómala, suele presentar indicios de ansiedad y de depresión. Los tratamientos más habituales son la psicoterapia, los antidepresivos y los ansiolíticos, o bien una combinación, según el paciente y el especialista.

Todos estos conceptos podrían modificarse si prestamos atención a los resultados y conclusiones presentadas por los Dres. Mario Capecchi de la Universidad de Utah y el Dr. Shanin Rafii de Weill Cornell Medical College en New York, quienes por separado descubrieron que muchos de estos comportamientos se deben a una alteración genética que controla los impulsos del comportamiento obsesivo compulsivo.

Los genes, moléculas de ADN en nuestros cromosomas controlan todas nuestras funciones y respuestas metabólicas. Cualquier falla en la secuencia de nuestro ADN causará complicaciones en nuestro funcionamiento sea éste físico o mental. Las alteraciones se reflejan en la calidad y la cantidad de proteínas producidas según las instrucciones del ADN, es un control muy fino que no admite desviaciones.

En el caso del OCD, ambos investigadores inutilizaron genes diferentes que inhibían ciertas proteínas. La ausencia de estas proteínas provocaba el comportamiento OCD. Este comportamiento fue medido anulando el gene controlador que causaba la compulsión en los ratones para después restaurar la deficiencia agregando el material genético, con lo cual se suprimió totalmente la obsesión, dando como resultado un comportamiento normal. Los experimentos se repitieron varias veces y los comportamientos de OCD se alternaron siguiendo la activación y desactivación del gene controlador. De esta forma quedo plenamente demostrado que una disfunción en nuestro genoma era el causante de tantas miserias que pueden ser superadas o curadas con un tratamiento adecuado de terapia genética.

Estos hallazgos están en su fase inicial, pero son muy promisorios, porque tal vez muchos obesos, alcohólicos compulsivos y otros pacientes afectados con OCD van a ver aliviadas sus deficiencias en un futuro no muy lejano.

La Agresión

Este es otro tema que ha empezado a dilucidarse gracias a las investigaciones realizadas por diversos autores quienes han encontrado una conexión entre el medio ambiente y el genoma de los humanos. Aunque todos somos agresivos en una u otra forma, hay individuos que exacerban ese comportamiento y al parecer no pueden substraerse a una conducta más tolerante. En este caso, la investigación se llevó a cabo con presos voluntarios en una cárcel británica. Los resultados parecen indicar que los bajos niveles de serotonina en el cerebro son los causantes de un comportamiento agresivo en exceso. La serotonina es un neurotransmisor cuya síntesis está controlada por una enzima llamada MAO (mono aminooxidasa). La biosíntesis de esta enzima está sujeta a una estricta regulación genética y es la responsable del trastorno. Este hallazgo echa por tierra muchas otras teorías y tiene una importancia enorme, tanto a nivel individual como social y al igual que el caso anterior, tiene perspectivas muy promisorias tales como una disminución del crimen y la violencia a nivel social y una disminución en la farmacodependencia de ansiolíticos, antidepresivos y otros reguladores de la conducta.

Aunque estamos conscientes de que este es un problema complejo que involucra la bioquímica del cerebro y el medio ambiente, confiamos en que los gobiernos se interesarán en la creación de equipos interdisciplinarios (sociólogos, psicólogos, biólogos, criminólogos etc.) que sin duda presentarán alternativas para aprovechar al óptimo estos descubrimientos. Sin duda alguna, la farmacología moderna sufrirá un cambio espectacular en un futuro cercano.

Me pregunto qué pensarían: Verne, Kubrick, Huxley, Orwell y Kafka si vieran estas promisorias oportunidades que el hombre se ha procurado.

 

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