En fechas recientes han aparecido algunos artículos que sugieren que los análisis de ADN (nuclear y mitocondrial) realizados a los restos óseos de los 43 mexicanos desaparecidos son insuficientes para lograr una identificación plena y satisfactoria.
Los restos óseos fueron enviados al Institut für Gerchtliche Medizin Medizinische Universitat Innsbruck (IGM) en Austria, para su análisis genético forense con el fin de establecer la identificación de los fragmentos.
Animal Político en su versión del 20 de Enero del 2015 Caso Ayotzinapa: Científicos de Austria no logran identificar los restos incluyeron el artículo mencionado más el comunicado de prensa de la Procuraduría General de la Republica (PGR) fechado el 20 de enero más un reporte de IGM que consta de 12 páginas en español fechado el 12 de enero del 2015. El reporte de IGM dice que recibieron 16 muestras de fragmentos óseos, donde cada muestra contenía diferente número de fragmentos y que a cada muestra se le asignó un número de muestra tal como lo señala el protocolo de recepción. Sin embargo cada muestra solo describe el número de fragmentos y no dice si son del mismo muerto, lo cual plantea la primer incertidumbre.
El reporte agrega que se realizaron análisis de ADN nuclear y mitocondrial por los métodos de repeticiones cortas en tándem (STR) y de reacción en cadena usando una polimerasa (PCR); ambos son métodos convencionales en este tipo de análisis. Las conclusiones del reporte fueron: los resultados no arrojaron resultados alentadores para cada perfil de ADN mitocondrial convencional. Dicha conclusión tan breve desmiente lo reportado por varios medios de comunicación, incluyendo la propia PGR que en un afán protagónico han aumentado o tergiversado la información.
En un comunicado posterior del IGM que desafortunadamente no está fechado pero que puede verse en: http://gerichtsmedizin.at/successful-dna-analyses-mexican-remains.html se confirma que los métodos convencionales no arrojaron resultados satisfactorios que permitieran la identificación. El laboratorio de Innsbruck siguió investigando la metodología más adecuada y analizó las muestras utilizando un protocolo específico para muestras muy dañadas, el Primer Extension Capture Massively Parallel Sequencing (PEC MPS). En nueve de las muestras se encontraron ADN mitocondrial, pero solo en dos se pudo verificar ADN mitocondrial humano, es decir, que corresponde a dos de los desaparecidos (Alejandro Mora Venancio y Jhosivani Guerrero de la Cruz). Cabe aclarar que estos resultados son incuestionables pues el ADN mitocondrial humano es altamente específico pues solamente existe en nuestra madre y en nuestros hermanos, es como el sello de la casa. Para ello, el laboratorio de Innsbruck tuvo que haber recibido muestras de ADN mitocondrial de las 43 madres para comparar con los fragmentos óseos de las muestras.
Es válido aseverar que los hallazgos de ADN mitocondrial identifican plenamente a dos de los jóvenes desaparecidos. En uno de los casos (Alejandro Mora Venancio), la identificación resulta con un índice estadístico indudable, donde posiblemente los restos óseos no se mezclaron con los de otros individuos ni la degradación de los elementos ambientales afectaron la muestra. Recordemos que las muestras sometidas solo están descritas como fragmentos óseos pero nosotros no sabemos si en esa mezcla iban huesos de diferentes cadáveres, lo cual de ser así reduciría la calidad de la muestra y arrojaría resultados con bajo índice estadístico. Es posible que la muestra que contenía los restos de Jhosivani haya sido mezclada con los restos de otro u otros cuerpos. Además, recordemos que estas muestras estuvieron expuestas a un medio ambiente caliente y húmedo que favorece la descomposición. Otra situación que debemos imaginar es la escena del crimen: estos cuerpos fueron tratados con violencia, posiblemente desmembrados donde los fluidos de los cadávres se entremezclaron tanto que el ADN mitocondrial no pudo haber sido extraído ni concentrado en un nivel aceptable para el análisis y, aún así, los resultados mostraron cierta correspondencia con un ADN puro de los familiares de los occisos, obtenido en un ambiente de laboratorio.
En cualquier análisis químico (forense, industrial, endocrinológico, por ejemplo) el resultado del análisis será siempre proporcional a la calidad de la muestra y a la metodología que se use para muestrear. Los resultados de paternidad y de identificación forense garantizan una probabilidad de 99.99%; pero las muestras son obtenidas en ambientes controlados y en condiciones asépticas, lo cual no fue el caso de este lamentable incidente.
Los comentarios de algunos medios de comunicación y las entrevistas que algunos "reporteros" logran solo llenan de vergüenza a la sociedad mexicana. Desafortunadamente, éste y otros casos contienen elementos muy complicados que están fuera de su entendimiento y comprensión y en lugar de educar e ilustrar a su público lo desinforman con versiones corregidas y aumentadas contribuyendo al chisme y al rumor, que tanto nos perjudica. Nuevamente, insisto en que en México, al menos en el DF hay profesionales muy calificados en el IPN, la UNAM y tal vez la PGR, que podrían explicar estos casos sin tanto protagonismo ni tanta insidia.
Tengamos en cuenta que la verdad es única y que ya estamos en edad de conocerla.
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