Dulce morir o Killing me softly

Uno de los personajes más misteriosos y poderosos en la antigüedad era el brujo, hechicero, curandero, alquimista o como se haya llamado.

13 de julio, 2015

Uno de los personajes más misteriosos y poderosos en la antigüedad era el brujo, hechicero, curandero, alquimista o como se haya llamado. Era alguien que se dedicaba a preparar medicinas, extractos, tónicos, pócimas, venenos, etc y que cobraba bien por sus servicios.

Era una persona temida y respetada por sus poderes y argucias y solía vivir aislado en la periferia. Su fama y sus honorarios iban de acuerdo con la bondad de sus remedios o la eficacia de sus venenos. En ese entonces, se pagaba por envenenar a alguien.

En la actualidad, las cosas son al revés, se paga por envenenarse asi mismo; es un negocio bien calculado pues el veneno es en dosis baja para que el gasto se prolongue por un lapso mayor. Este es el caso de las bebidas deportivas y las energéticas, que han inundado el mercado mundial con ventas de más de 50 millones de millones de latas.

La moda del ejercicio en México empezó a finales de los 70s, más tarde surgirían las bebidas deportivas (sport drinks) como el Gatorade y otras marcas. Estas bebidas eran una especie de suplemento para recuperar la energía durante y después del ejercicio. Sabían feo pero contenían azúcares y electrolitos que ciertamente evitaban la deshidratación y reponían las energías. Hacia el final de los 80s se introdujo en Europa la comercialización de las llamadas bebidas energéticas, éstas son mezclas de azúcares, cafeína, vitaminas, aminoácidos y otros coadyuvantes de la industria alimenticia.

No fue sino hasta 1997 cuando Red Bull y otras marcas llegaron a los Estados Unidos, desde entonces, estas bebidas han sido un éxito ya que son estimulantes energéticos que aceleran el metabolismo celular y por ende provocan cierto grado de excitación y euforia, dependiendo del individuo. El viejo concepto del complemento hidratante para reponer energías durante o después del ejercicio, simplemente quedó atrás. Los consumidores no necesitaron ningún ejercicio u otro pretexto para consumir las bebidas energéticas, lo que deseaban era sentirse eufóricos, poderosos, alertas y capaces para realizar sus actividades, cualesquiera que éstas fueran. El consumidor de estas bebidas es una persona competitiva, con un concepto superior de autoestima y que requiere de cierta ventaja y confianza emocional en su relación social y laboral. En ocasiones, el consumo puede convertirse en adicción, en otras es la satisfacción instantánea o bien la puerta de entrada para el consumo de alcohol u otros estimulantes.

El contenido de estas bebidas energéticas es variable, según la marca, pero generalmente es una mezcla de substancias naturales que estimulan la producción de energía a nivel celular lo cual se traduce en una sensación de bienestar y poderío temporales.

Los principales ingredientes son la cafeína, azúcares diversos, taurina, vitaminas y coenzimas del complejo B, extractos de ginseng y guarana y otros saborizantes y aditivos alimenticios. Es una mezcla poderosa de efectos instantáneos y que dura pocas horas, según el estado y la condición metabólica del consumidor.

Los Efectos

La cafeína y la guarana proveen una dosis importante del alcaloide que causa un aumento de la presión arterial y el ritmo cardiaco, puede producir insomnio, dolor de cabeza, arritmia o náusea; también predispone para el trabajo activo, moviliza las grasas y facilita su hidrólisis durante el ejercicio, evita el cansancio.

La taurina es un aminoácido sulfurado que confiere cierta resistencia durante el ejercicio, contribuye a estimular los sistemas nervioso y glandular.

Las vitaminas del complejo B, son en su mayoría coenzimas que intervienen en el sistema de producción de energía a nivel celular (síntesis de ATP). Contribuyen al metabolismo en general de los azúcares, grasas y proteínas, además son estimulantes de la síntesis de neurotransmisores como la serotonina, la dopamina y la norepinefrina; todos éstos son moduladores de la conducta y la percepción.

Los azúcares más frecuentes son la glucosa, la fructuosa derivada del maíz, etc. son el material básico para la obtención de la energía. Su ingestión durante y después del ejercicio disminuyen la fatiga. Sin embargo, debe tenerse cuidado con su consumo, ya que una lata de 500 ml contiene aproximadamente 54 g de azúcares. Como dato de referencia, una cucharada de azúcar para endulzar una taza de café o té contiene 4 g de azúcar, de manera que una lata de bebida energética contiene 13 veces más de azúcares. Es una cantidad bestial, asumiendo que sólo se toman una lata. De cualquier manera, después de ingerir una lata deben hacer ejercicio para digerir el azúcar consumido y quemar la energía; de lo contrario la obesidad está muy próxima. Si el consumo es casi vicio, se podría producir una insuficiencia insulínica ante el exceso de azúcar y de aquí a… la diabetes.

¿Son efectivas las bebidas energéticas?

Todo depende del momento y la circunstancia, pero el riesgo es inminente, como jugar a la ruleta rusa. El mercado de estas bebidas está dirigido a individuos entre 15 y 30 años, una clientela que a esa edad se supone saludable y sin necesidad de estímulos de esta clase, sin embargo la realidad es otra. Muchos jóvenes acostumbran tomar estas bebidas durante y después de una competencia sin tomar en cuenta que su estado metabólico no es siempre el mismo y llegara el  día en que sufrirán desde una taquicardia leve a una desagradable visita a la sala de emergencia del hospital más próximo.  Algunos otros más temerarios suelen mezclar las bebidas con alcohol, en muchos casos el individuo no aparenta los efectos de la embriaguez, pero no recuerda nada cuando recupera la consciencia. Otros suelen perder el conocimiento en cuanto acaban de dar el segundo o tercer trago a su bebida, los efectos son impredecibles.

Jóvenes diabéticos, hipertensos o con otro tipo de cardiopatías deben abstenerse absolutamente de probar estas bebidas. La Asociación de Administración de Hospitales en Estados Unidos reportó un incremento de 45,000 ingresos a las salas de emergencia tan solo en 2014 por intoxicación con estas bebidas o en una combinación con alcohol o drogas. En muchos casos los jóvenes se repusieron, otros no sobrevivieron a la intoxicación y otros terminaron con lesiones físiológicas o mentales lamentables. No existen estadísticas confiables acerca del número de demandas que han sido solventadas sin llegar a la corte, ni del numero real de las defunciones, pero se sabe que van en aumento.

Por razones éticas, no es posible experimentar y obtener conclusiones científicas acerca de los efectos de estas bebidas, sin embargo países como Noruega, Dinamarca y Francia no las han necesitado y ya han prohibido la venta de las bebidas energéticas.

En nuestro país, tenemos una herencia fatídica con la obesidad, las diabetes y las hipertensiones y también una gran predisposición al consumo de las bebidas azucaradas, es momento de tomar consciencia y empezar a cuidar nuestra salud y nuestro dinero.

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