"Lo que se ve no se juzga", Dicho popular.
El 12 de Septiembre del 2016 la revista TIME publicó un artículo de Jessi Hempel donde narra las experiencias de su hermano Evan Hempel, un transexual de 35 años que dio a luz a su pequeño hijo. Ver: time.con/4475634/trans-man-pregnancy-evan/. El artículo carece de título en la revista, pero si vas a la versión electrónica encontrarás: My brother’s pregnancy and the making of a New American Family; título demasiado pretencioso que los editores de la revista tal vez consideraron ambicioso y chocante.
Evan Hempel nació hembra, actuó y se desarrolló como tal, nunca cambió sus órganos sexuales ni recurrió a ninguna mastectomía, pero empezó un tratamiento hormonal en el año 2000, que culminó con el cambio de su apariencia sexual con las características de un varón. Desde pequeña, siempre conservó el deseo y la disposición de ser madre. ¿Por qué cambio de sexo?
El artículo lo menciona en forma escueta e insinúa que la sociedad está más abierta y receptiva a la homosexualidad y que incluso ha legalizado el matrimonio entre parejas del mismo sexo (por lo menos en Massachusetts). De acuerdo con Jessie, lo único importante para Evan era quedar embarazada, su determinación y su gran aptitud psicológica le permitieron interactuar socialmente con éxito, era un asunto resuelto. Evan se condujo con naturalidad los 12-13 años que actuó como varón, la gente no se percató de su verdadero sexo, solo el personal médico de Fertility Solutions y algunos íntimos sabían la verdad.
Evan (versión varón) cuyos órganos sexuales eran femeninos empezó su tratamiento hormonal conducente a la maternidad en 2013, después de algunos fracasos y ajustes, su cuerpo empezó a reaccionar adecuadamente y finalmente fue inseminado artificialmente. Afortunadamente, Evan reaccionó bien a los inconvenientes del embarazo y dado que no mostró problemas o inconvenientes psicológicos, su tratamiento costo aproximadamente $12,000, pero pudo haber costado mucho más de haber surgido otras complicaciones.
Por las fotos en el artículo, debemos asumir que todo resultó muy bien, la creatura se aprecia muy sana y él luce muy en su papel, todo parece indicar que Evan estaba muy seguro de su proyecto y que estaba bien preparado física y mentalmente para llevarlo a cabo. El afirma: mi identidad está acorde con mi sexo biológico. Yo nací niña y ahora me siento como una mujer. Además, tenía la confianza que de surgir algún problema menor o una simple consulta sobre cualquier asunto trivial, podía acudir a: Birthing and Breast or Chestfeeding Trans People and Allies, un sitio de apoyo que se ha organizado en Facebook y que al parecer es muy consultado y de gran ayuda para sus 1780 miembros.
Jessie preguntó a su hermano acerca de su sexualidad actual y este respondió: siempre fui Evan. Siempre tuve esos órganos, siempre los sentí míos y me gusta haber sido un varón. Lo cual es un poco inquietante o difícil de entender para mi orientación heterosexual. Evan agregó que en cuanto deje de amamantar a su hijo, volverá a tratarse con testosterona para reafirmar su condición de varón.
El artículo menciona que no se sabe acerca del número de transexuales en EE.UU. pero el Dr. Makadon, Director de Educación y Entrenamiento de la Fenway Clinic en Massachusetts asegura que los transexuales interesados en el embarazo son más de 2000 y que este número solo representa los de su clínica, pero que la cifra va en considerable aumento en todo el país. También se aclara que Evan no fue el primero, anteriormente Thomas Beatie había aparecido embarazado en la portada de People en el 2008 y Andy Inkstar, transexual que había sido rechazado de otra clínica por ser demasiado masculino. Demandó a la clínica por discriminación y gano el pleito. Posteriormente fue referido a otra clínica donde dio a luz a su pequeña hija, meses más tarde. Todo parece indicar que los individuos transexuales están muy bien organizados en su información y protección y que inclusive, ejercieron su poder político para iniciar una encuesta nacional que se publicó en 2011 (National Center for Tranger Equality and the National LGBTQ Task Force), dicha encuesta obtuvo una respuesta de 6456 individuos que se pronunciaron por estar dispuestos a entrenar al personal médico y de apoyo que los atiende y también lograron otros privilegios.
Varios médicos y otros especialistas universitarios coincidieron en que la forma y función de mantener a los individuos transexuales no difiere mucho de los embarazos naturales en las mujeres; todo estriba en el control hormonal que debe ser muy riguroso.
Hoy en día se hace mucho énfasis en los derechos humanos, pero éstos están más al alcance de las clases que pueden procurarse este privilegio. Las clases populares que no tienen relaciones ni medios para solicitarlos o procurarlos están en obvia desventaja. Además, la comunidad transexual en su mayoría tiene la instrucción y los medios para costearse los tratamientos necesarios. Jessie, la autora del artículo tal vez no se ha dado cuenta de la desgracia que pesa sobre su familia y la posible descendencia cuando nos relata que su padre fue causal de divorcio al declararse homosexual a la edad de 50 años. Es factible que los Hempel vean estos altibajos sexuales y todo este fandango hormonal como una situación normal, de ahí el título: My brother’s pregnancy and the Making of a New American Family*, que la editorial de TIME no se atrevió a encabezar en la versión escrita. Tal vez la editorial previó y evitó el embrollo editorial que se suscitaría al publicar los argumentos que implican el: making of a new American Family. Los conceptos sexuales de la familia Hempel son muy respetables y posiblemente reflejan su criterio conforme a la nueva tendencia o modalidad para que los varones jugueteen con sus hormonas y cambien de sexo según les venga en gana. La propuesta no tiene cabida y está totalmente fuera de lugar para el resto de individuos heterosexuales que de alguna manera conformamos alguno de los diversos estratos sociales. Este artículo esta bueno para una plática de sobremesa donde la mayoría de los invitados están versados e interesados en el tema o bien como un artículo de una revista especializada en el tema, pero no para una publicación de consumo popular.
Los heterosexuales también tenemos derechos y estamos en la obligación de rechazar cualquier tendencia o teoría en cuestión sexual que se nos presente por avanzada o revolucionaria que esta pretenda ser. Nuestra sociedad esta ávida de ayudas y actitudes mucho más positivas, inminentes y urgentes.
¿Por qué distraernos con estas caprichosas ideas tan artificiales como soberbias?
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*El embarazo de mi hermano y el Surgimiento de la Nueva Familia Americana.
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