¿Se hunde la verdad histórica de Murillo?

Lo cierto es que la “verdad histórica” nunca flotó; la frase de Murillo Karam, entonces procurador, fue totalmente desafortunada, de esas que solía decir. El… Lo cierto es que la “verdad histórica” nunca flotó; la frase de...

9 de diciembre, 2015

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Lo cierto es que la “verdad histórica” nunca flotó; la frase de Murillo Karam, entonces procurador, fue totalmente desafortunada, de esas que solía decir. El…

Lo cierto es que la “verdad histórica” nunca flotó; la frase de Murillo Karam, entonces procurador, fue totalmente desafortunada, de esas que solía decir. El día de ayer, el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) ratificó lo que sostenía desde septiembre: no hubo ningún incendio en el basurero de Cocula. Asegura que fotografías de satélite así lo confirman. También ha dicho que los reportes meteorológicos muestran que durante la noche del 26 y la madrugada del 27 de septiembre de 2014 hubo una lluvia acumulada de 21.8 milímetros en Iguala y “condiciones similares en Cocula”. De aquí, ha señalado que no es necesario un tercer peritaje. También, al presentar su informe, el GIEI indicó que 11 de los 27 militares del 27 batallón ya declararon ante el Ministerio Público, pero los integrantes del Grupo no estuvieron presentes y, al analizar los resultados, consideran que es necesario repreguntarles. Han solicitado estar presentes si esto llega a ocurrir.

La Procuraduría General de la República ha respondido con cautela a la presentación del informe del GIEI y ha dicho que no se deben sacar conclusiones apresuradas. Veamos. El GIEI ha señalado que llovió en Iguala y que “hubo condiciones similares en Cocula”. ¿Qué significan “condiciones similares”? Esta afirmación no está sustentada en informes del clima de Cocula, pues todavía no los presentan. Tal vez no existan. Por otro lado, el mismo GIEI ha dicho que hubo un incendio en “un lugar cercano”. ¿Qué tan cercano?, ¿qué hacer con los testimonios de los supuestos asesinos que declararon que los mataron y quemaron en el basurero de Cocula?, ¿les fueron arrancadas las revelaciones con tortura?, ¿de dónde vinieron las bolsas con cenizas humanas que fueron halladas en el río? Estas y otras preguntas esperan respuesta.

Por lo pronto, la PGR considera necesario un tercer peritaje sobre la posibilidad de hacer un fuego que reduzca a cenizas a 43 cuerpos y ha solicitado a la NASA más fotografías de satélite de la zona en cuestión. Ninguna de estas cosas está de más, aunque el GIEI no lo considere necesario. De cualquier forma, el gobierno federal ha colaborado y es de los más interesados en saber qué ocurrió aquellos días. La losa de Ayotzinapa pesa demasiado. Sin embargo, el Estado cometió tres actos incalificables y eso sí se puede constatar: policías de Iguala y Cocula fueran la mano que proporcionó las víctimas a los asesinos; el Ejército y la Policía Federal sabían que algo estaba pasando aquella noche y no intervinieron; y el gobierno federal se tardó días en reaccionar para tomar las riendas del caso.

Queda el caso penal que aún no concluye, pero como movimiento político Ayotzinapa agoniza. Las marchas y la solidaridad han disminuido. Como noticia ya no rivaliza con otras. Los errores de “los aliados” de los familiares de los jóvenes han terminado por aislar y reducir al movimiento. Queda el dolor de los padres. Queda la desconfianza de una sociedad. Queda el dolor y la ausencia. Dicen bien los que dicen: nos faltan 43 y muchos más.

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