Regularmente, cuando muere un ser muy querido decimos que lo perdimos; frases como “recientemente perdí a mi madre” o “el año pasado perdí a mi hermano”, son recurrentes. Sin embargo, de acuerdo con la doctora María Gabriela Pérez Becerril – quien es abogada de profesión, doctora en tanatología, docente de Maestría en Tanatología en el Instituto Mexicano de Psicooncología y cuenta con un amplio currículo – hay una diferencia significativa entre pérdida y muerte; de acuerdo con esta especialista, cuando hay una pérdida, también existe una sustitución.
Por ejemplo, si pierdes tu celular puedes sustituirlo, si pierdes tu cartera o una tarjeta de crédito puedes sustituirlos, es decir, los objetos que pierdes hay manera de recuperarlos, de alguna forma. Pero cuando muere un ser humano no hay manera de reemplazarlo.
¿Por qué entonces no hacemos la diferencia y empleamos la palabra pérdida en lugar de muerte?
La respuesta es simple: por el miedo que le tenemos a la muerte, el simple hecho de nombrarla nos incomoda y hasta tenemos la creencia de que “podría acercarse a nuestro entorno” si la nombramos. Es importante ser conscientes de que la vida y la muerte están unidas, sin una no existe la otra.
Comencemos pues a nombrarla sin temor pues cuando sea el momento justo la muerte hará su aparición, sin dudarlo. Seamos conscientes de que la muerte es definitiva, irreversible y certera. Todo lo que tiene vida sin duda un día morirá, sin haber posibilidad de sustituirlo.
Como decía el filósofo griego Epícuro: “la muerte es algo que no debemos temer, porque mientras somos la muerte no es, y cuando la muerte es, no somos nosotros”.
Decir: murió en lugar de “lo perdí”, nos abre a la posibilidad de transitar de una mejor manera nuestro duelo y aceptar (lo que no significa que no me duela o que me agrade lo que suceda) la muerte de una persona o ser vivo. También nos da una luz para saber que ante una pérdida sí existe posibilidad para recuperar, aunque tenga que comenzarse de nuevo. De hecho, abrir un ciclo nuevo es esperanzador.
¿Qué piensas sobre estas ideas? Te invito a reflexionar. De igual manera te animo a compartir en tus redes sociales o con tus seres queridos. ¡Hasta la próxima!
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