Autor: | Associate professor, Universidad San Jorge
Cada primavera, convivimos con varios agentes agresores que nos causan congestión nasal. Por un lado está la gripe, una infección respiratoria estacional (otoño-primavera) que afecta a millones de personas anualmente en todo el mundo. Los síntomas más comunes son fiebre, dolor de cabeza, fatiga y congestión y secreción nasal. Y pueden confundirse fácilmente con los de otros virus respiratorios, sobre todo el del resfriado común, que suele manifestarse de manera más leve.
También guardan enorme similitud los síntomas propios de la alergia primaveral, también conocida como fiebre del heno o rinitis alérgica estacional. En este caso no los causa ningún virus, sino una reacción alérgica a los pólenes de los árboles, las plantas y las flores que se liberan al aire.
Tratamientos comunes
A la hora de combatir los síntomas de estas patologías, los pacientes suelen recurrir a fármacos de venta libre en farmacias que tratan de paliarlos. Los más comunes son el paracetamol, para tratar el dolor y la fiebre; antihistamínicos como la loratadina, para el picor de ojos y garganta; y fármacos simpaticomiméticos, que combaten la congestión y la secreción nasal.
Dentro de este último grupo terapéutico se encuentran la pseudoefedrina, administrada por vía oral, y la oximetazolina, por vía nasal. Ambos imitan o potencian los efectos de la adrenalina y otros neurotransmisores similares. Y producen como efecto farmacológico un estrechamiento de los vasos nasales que da lugar a la descongestión nasal.
¿Son seguros estos fármacos?
Comercializar un medicamento es una tarea muy complicada para la industria farmacéutica. La investigación puede tardar entre 10 y 15 años, y se deben hacer muchos estudios de seguridad.
Una vez que el medicamento es comercializado, comienza la fase de farmacovigilancia. Esto significa que se busca asegurar que el paciente lo use de manera segura y eficaz. Todos, incluyendo organismos nacionales, empresas, profesionales sanitarios y pacientes, comparten la responsabilidad de asegurar la seguridad de los medicamentos.
La pseudoefedrina es un estimulante que puede ser adictivo en ciertas personas. Al adquirir estos fármacos sin receta la población puede llegar a pensar que son inofensivos. Aunque no es común que las personas desarrollen una adicción a la pseudoefedrina, puede suceder si se usa en grandes cantidades o durante un período prolongado de tiempo.
Concretamente, el uso prolongado durante más de 5 días puede producir un efecto rebote en nuestro sistema generando aún más congestión. En este caso, el paciente trata de aumentar la dosis para contrarrestar estos efectos y entra en un círculo vicioso. Y puede derivar en una rinitis crónica al pasar del uso al abuso.
Estos fármacos actúan a nivel cerebral y cardíaco. Por tanto, los síntomas del abuso incluyen ansiedad, irritabilidad, insomnio, taquicardia y presión arterial alta. Eso explica por qué, recientemente, la Agencia Europea del Medicamento (EMA) ha empezado a revisar algunos medicamentos que tienen pseudoefedrina para decidir si algunos se deben modificar, suspender o retirar del mercado.
Lavados nasales con agua de mar y otras alternativas
No es descabellado pensar que, si la situación lo permite, es mejor combatir la congestión nasal con alternativas como la constante hidratación, la toma de mucolíticos como la acetilcisteína, además de baños nasales con agua de mar o suero fisiológico.
Igualmente, se puede humidificar el ambiente con difusores de aceites esenciales.
En caso de recurrir a medicamentos, el farmacéutico o el profesional sanitario deberán orientar al paciente en el tratamiento de la congestión nasal.

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