Chinameca: Corazón de México

Yo, como los mexicanos que amamos a México y nos interesa nuestra historia...

6 de enero, 2017

Yo, como los mexicanos que amamos a México y nos interesa nuestra historia, sabía de la existencia de Chinameca como el sitio donde Emiliano Zapata fue emboscado y muerto a traición a manos de Jesús Guajardo, por órdenes del nefasto Venustiano Carranza.

Fuera del dato histórico, no tenía ni la menor idea de donde quedaba exactamente ese pueblo del estado de Morelos.

Hace poco más de 40 años, sin embargo, tuve la buena fortuna de conocer a Renato Cárdenas que, casualmente, es originario de Chinameca.

Nos conocimos por motivos de trabajo, cuando siendo yo un joven abogado “recién horneado”, acudí a su oficina  para pedirle que me pasara asuntos.

Cuando comencé a hablar con él por primera vez, me miró con una sonrisa divertida, y para mi  sorpresa me interrumpió y me dijo ¡que no le estuviera hablando de “usted” y que  mejor fuéramos al bar del Hotel Presidente Chapultepec a tomarnos un tequila!

Aquella “junta de trabajo” se prolongó por un par de horas al cabo de las cuales, ocurrieron tres cosas:

Renato me dio la oportunidad de trabajar para a empresa del inolvidable Don Miguel Jinich; nos hicimos amigos (de verdad) desde ese día, y al concluir aquella reunión tequilera, me invitó a conocer Chinameca.

Las anécdotas y las vivencias compartidas en casi medio siglo de amistad, no caben en este espacio; pero si puedo compartirles algunas cosas importantes para mí:

Renato, a quien quiero y admiro sinceramente, pertenece a una familia de la que soy “oveja negra honoraria”; una familia iluminada por la luz maravillosa de Doña Sidonia, que preside el hogar como la describe  la Bendición General del Salmo 127: “…tu mujer será como una vid fecunda en medio de tu patio…”

En el patio de la casa de sus padres, he vivido incontables experiencias que atesoro; he escuchado cantar a toda la familia; he sido desafiado con salsas de chile “cada vez más picantes” sin que jamás hayan logrado enchilarme; he sido convidado a comer el pan nacido del horno de esa misma casa; he escuchado los mensajes difundidos por el alta voz de la que sigue siendo la tienda más importante y representativa de esa localidad; hasta no hace mucho tiempo, viví la emoción de llamar y de recibir llamadas a la única cabina telefónica del pueblo, que se encontraba en la tienda de Don Amadeo; ¡el patriarca cuya sabiduría le mereció formar parte del Consejo de Ancianos de Chinameca desde los 20 años de edad.

Hoy, 6 de enero, he querido recordar Chinameca, donde la antigua Hacienda sigue siendo monumento y símbolo sagrado; que por fortuna, no se ha convertido en club de golf ni balneario ni hotel.

Mi amigo Renato, que sigue jugando futbol con la misma enjundia de siempre; desde hace tiempo colgó el saco y la corbata y  ha regresado al amasijo donde se “maquilla” todos los días con la harina del pan que hornea en seguimiento de la larga tradición familiar.

La Rosca de Reyes que ilustra este homenaje, salió del horno de la panadería de Chinameca, y la coció Renato, el no menos sabio amigo mio que tuvo el buen sentido de regresar a vivir a ese paraíso, y dedicarse al noble oficio de hacer pan; ese pan que inevitablemente evoca la Cena en la que Jesucristo Nuestro Señor instituyo la Eucaristía, al transformarlo en Su cuerpo y compartirlo entre amigos y hermanos para darnos la vida con Su vida.

El magnavoz de la tienda de Don Amadeo, antiguamente se utilizaba avisarles a los vecinos que acudieran a contestar llamadas telefónicas que muchas veces provenían de sitios dolorosamente distantes, en voz de hijos emigrados al norte para para ganar el pan de sus familias que nunca dejaron atrás.

Ese mismo magnavoz todavía sirve para dedicarle las mañanitas o canciones de amor a las esposas, hijos o padres de los que se han ido que les dicen cuanto los quieren a traves de la voz de Pedro Infante, Jorge Negrete o Juan Gabriel, inundando el espacio cálido y luminoso de ese  pueblo con una combinación de nostalgia y amor.

Yo que jamás estoy lejos de ese sitio que amo tanto, quiero pedir desde aquí que me guarden un pedazo de Rosca de Reyes, para que, si me toca el muñequito,  pueda yo soñar que voy  a arrullar al Niño Jesús en la Candelaria.

Finalmente quiero permitirme presumir de algo que me enorgullece:

Cuando mi amigo  Renato  fue ayudante municipal de Chinameca, yo tuve el honor de ser invitado a participar en las Fiestas Patrias personificando al Cura Hidalgo, ataviado con una peluca de algodón, una casaca de lana gruesa ¡a 35 grados centígrados! (ufff ¡que calor!), y con mis botas de cartón hasta las rodillas.

Nunca olvidaré  mi emoción, cuando ya a bordo del carro alegórico en el cual desfilamos por las calles del pueblo repartiendo dulces a los niños, mientras los clarines sonaban con la voz de la patria, y los tambores afloraban nuestros sentimientos vertidos en lágrimas, una preciosa sobrina de Don Amadeo, ataviada con un bellísimo vestido de China Poblana confeccionado por su madre, me dijo así:

  • ¿VERDAD QUE ES MARAVILLOSO SER MEXICANOS?

El nudo en mi garganta me impidió responderle con palabras a aquella hermosa joven.

Hoy, en estos bosques nevados de Alemania, por donde vivo, está el cielo azul contrastando la intensidad del sol que se refleja en los arboles totalmente blancos; hoy, echo de menos el sabor inigualable de las Roscas de Reyes cocidas por las manos de mis amigos panaderos curtidos por el fuego de la pasión de sus raíces; hoy, siento más vivo mi afecto por esa familia que me  dio refugio  durante mi clandestinidad; alivio y consuelo en mis accidentes “mortales”;  un sitio entre los suyos como un hijo más; que  acogieron a mis hijos en la parvada de sus muchos nietos, le abrieron su corazón a mi Dominguita y, sobre todo, me han dado siempre su cariño invariable.

Hoy quiero dar las gracias a Renato y a todos sus hermanos (mis hermanos y hermanas);  y a todos los suyos (que tambien son míos), por haberme invitado a palpitar a pesar de la distancia, al ritmo de mi amada Chinameca: DONDE PALPITA EL CORAZÓN DE MÉXICO.

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Radolfzell-Stahringen

Baden Wurtemberg, Alemania

Día de Reyes, 2017

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