El amor en Cortázar, Amara, Modiano y Kawabata

Hay varias formas de sentir el amor.

8 de abril, 2016

Hay varias formas de sentir el amor. El amor entendido no desde la perspectiva metafísica o filosófica sino el de la vivencia sin más.

Ese amor que no puede elegirse, “como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio”, así lo percibía Julio Cortázar.

Y en este entendido Cortázar vive el amor a partir del deseo de encontrar, por casualidad o no, ese amor-salvamento que hará de guía, de pacificadora. Y entonces Oliveira en su Rayuela va al encuentro de la Maga, esa mujer idealizada que, desde los pasos errantes, la va encontrando en varios rostros.

Y es que desde el punto de vista de un Latinoamericano, el amor se vive un tanto más hacia adelante. Derribando muros. Sin esperar realmente que algo ocurra o deje de ocurrir, sino que forzamos a que algo pase, porque no podemos esperar, no podemos.

El enamoramiento que nos acerca más a la fatalidad que a la aceptación.

En el poemario Nu)n(ca (Sexto Piso, 2015) del escritor mexicano Luigi Amara, el poeta le escribe a la mujer-cuadro, a una fotografía de una mujer-espalda, una mujer que puede ser todo el deseo que está velado por el misterio que encierra lo no visto.

Otra vez, una mujer está por alcanzarse, un amor “estampa”, un amor-rostro que refleja “la encarnación/ de todas nuestras pérdidas/no es nadie en realidad/ no es más que una silueta/”, el poeta sigue avanzando, como queriendo encontrar el reverso de ella y sigue: “el fantasma/ de aquella que buscamos/(…) la que pasa/ simplemente de largo”.

Y pasa ese amor y nos deja fríos porque se vuelve ausencia.

Entender el amor es también encontrar otras formas de interpretar la misma cosa. En este caso, para Patrick Modiano, en Una juventud, el amor va más allá de lo trágico, es recordar los hechos pasados, la conformación del amor actual de sus personajes que están entrando a los treinta y cinco años; y es a partir del cumplimiento de esos años que se recuerda el Paris que hizo que los amantes se encontraran en su juventud, y entonces los intentos por salir adelante y los traspiés y el burlar los problemas con cierto grado de casualidad y el amor formándose y el querer ser por parte de ambos.

Y el amor se presenta también como un ocultar lo que no tiene caso decir, porque no ha significado nada: el engaño.

Eso que a veces es inevitable, y que no hay razón para desgarrarse por algo que solo ha ocurrido por vías del querer ser alguien en la vida y no por el acto en sí de fastidiar al otro.

Novela que representa el entender el amor desde la no idealización; es decir, las equivocaciones son propias del ser humano: las infidelidades, no terminan en suicidio ni en homicidio, sino en aceptación desde la madurez, desde la localización del núcleo del porqué suceden las cosas.

Allí, el amor no es cuerpo sino alma, sino esa energía en constante transformación.

Al final de toda esa remembranza, el hombre-personaje descansa, se siente aliviado, ligero, algo tuvo que quedarse atrás para poder continuar.

Yasunari Kawabata en Lo bello y lo triste, de igual forma trata el tema del amor, desde la postura de un japonés infiel (Oki Toshio), que no sólo engaña a su esposa, sino que lo hace con una adolescente que se sume en cierta tragedia (un aborto, un intento de suicidio); sin embargo, el autor presenta esos elementos no como parte central del amor, sino como circunstancias que lo rodean: hechos que han dormido con los años.

Esa adolescente que ahora es mayor y es una pintora reconocida (Otoko), sigue guardándole un amor infinito a pesar de todo, a ese hombre que la dañó tanto, y desde la rectitud, el respeto, la pasividad, el cuidar las formas, de una mujer japonesa tradicional, prefiere entregarse a la soledad o al amor lésbico que al arrebato que sí representa la mujer-amante que en sí misma es su alumna (Keiko).

Y entonces todo pasa afuera del amor profundo que sienten ambos.

La literatura nos acerca al amor desde sus varias formas de encarnarlo, transmitirlo y digerirlo, como en una forma de revelación que nos ayuda, no solo a entender a los otros, sino que nos acerca a ellos, a su cultura.

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