Cuadro de la Roma

Lo veo en twitter y no lo creo, el hotel al que siempre, desde hace décadas llego cuando voy a la Ciudad de México, en...

8 de enero, 2020

Lo veo en twitter y no lo creo, el hotel al que siempre, desde hace décadas llego cuando voy a la Ciudad de México, en la Colonia Roma arde en llamas, la última vez que me hospedé ahí traía unas copas de más, y no me acuerdo qué fue la gota que derramó el vaso, pero exploté en ira, mi furia me llevó a romper las cortinas, el espejo del mueble frente a la cama, una silla, y por último uno de los dos cuadros al óleo, los dos eran de paisajes soleados de playa, pero al que le di con todo, y además con el que me fracturé el hueso más grande de la mano derecha quedó como un paisaje no solo ya sin sol, sino nublado y de un gris de una oscuridad deprimente, esa experiencia no la olvidaré nunca, una cosa es que el cuadro hubiera quedado destrozado, como quedó, y otra muy distinta es que haya cambiado radicalmente lo que ahí plasmó el artista, eran épocas muy tristes en mi vida, todo parecía ir saliendo muy mal y no estaba yo en ánimos como para pagar los daños, así que me fui directo al aeropuerto, así, con la mano gorda, morada y sin fuerzas. Cuando llegué a mi ciudad de inmediato fui al traumatólogo, las placas confirmaron la fractura y un mes con medio brazo enyesado y otros dos más de rehabilitación, pero también, al día siguiente de eso, visité a la señora que me echa las cartas y me hace limpias, a la que no veía haría cosa de tres o cuatro años, la puse al día en torno a lo que era mi vida y lo mal que marchaban las cosas, me dijo que en los naipes vio una maldición en forma de sombra muy oscura, cuando le conté el incidente de la pintura golpeada me advirtió que el cambio en el paisaje era porque la sombra de la maldición a mi proferida había pasado abruptamente al paisaje del cuadro, que de ahí todos mis problemas se irían solucionando, que las vibras oscuras habitaban desde ya aquella playa ahora casi negra. Hoy compro y leo el periódico, y veo con horror que del hotel en La Roma no quedó nada, las lenguas de fuego lo devoraron con furia, y me horrorizó al leer que el propietario dijo a los medios que hacía cosa de un año, una maldición parecía conspirar en contra del hotel siniestrado. Me asalta el pensamiento que no se deshicieron del cuadro golpeado.

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