Moreno Valle, el caballo de Troya

La disputa entre Margarita Zavala y Rafael Moreno Valle con Ricardo Anaya, aunque ésta sea individual, deja en evidencia… La disputa entre Margarita Zavala y Rafael Moreno Valle con Ricardo Anaya, aunque ésta sea individual, deja en...

18 de julio, 2017

RHT

La disputa entre Margarita Zavala y Rafael Moreno Valle con Ricardo Anaya, aunque ésta sea individual, deja en evidencia…

La disputa entre Margarita Zavala y Rafael Moreno Valle con Ricardo Anaya, aunque ésta sea individual, deja en evidencia que a los principales precandidatos presidenciales panistas, lo que menos les importa es llegar a la elección con un partido unido.

Lo que está claro es que independientemente de las reglas que establezcan para definir la postulación, para cada uno de ellos la única forma adecuada es aquella en que cada quien salga beneficiado con la nominación.

En este debate de sordos, la exigencia de objetividad no es más que una simple coartada, porque los tres quieren ver e imponer criterios desde su óptica personal, pero sobre todo de sus intereses.

Además de la desunión que esto ya provoca entre militantes y simpatizantes blanquiazules, la situación dio pie a la inclusión en el contingente de los aspirantes, de una tercia de ilustres personajes, que de manera conjunta se proponen como alternativa.

Sin embargo, la irrupción de Juan Carlos Romero Hicks, Ernesto Ruffo y Luis Ernesto Derbez, deja muy mal parados a Zavala, Moreno Valle y Anaya, primero porque los ex gobernadores de Guanajuato y Baja California y el ex secretario de Economía y Relaciones Exteriores, están haciendo política, no politiquería y en ese contraste no sólo salen ganando, literalmente desnudan las ambiciones de sus rivales.

El contraste no sólo se percibe en el discurso, la propuesta y las actitudes, sino en el objetivo fundamental, que pugna porque el PAN retome sus valores fundamentales.

Lo más trascendente de esta postura se puede descifrar en tres aspectos; el primero, que dejaría completamente fuera de la contienda a Rafael Moreno Valle por su origen priista y porque desde su adhesión al panismo, jamás dejó de ser aliado del Revolucionario Institucional.

Sólo basta imaginar la incongruencia de que una coalición formada por el PAN y el PRD llevara como candidato a un ex priista. Moreno Valle haría inviable un pacto entre estos partidos.

Para los panistas de cepa, más allá de la fuerza que eventualmente pueda tener su candidato en la contienda presidencial, hay dos aspectos de riesgo que resultan altamente peligrosos y más aún que atentan directamente contra sus principios.

Uno de ellos tener como candidato presidencial a un elemento que además de provenir de las filas de su enemigo histórico, no comulga con sus postulados y mantiene todavía una relación muy estrecha con el PRI.

No se puede ofertar un plan de gobierno basado en el ideario panista, encabezado por alguien que no sólo no lo es, que únicamente utilizó al partido para ascender al poder y con ello poder saciar una ambición personal, sino que incluso cuando gobernó Puebla con los colores del PAN, lo hizo a lo largo de todo su período como priista.

Esto significa una posibilidad latente de que en plena competencia, Moreno Valle más que querer ser presidente, juegue realmente a desempeñar el papel de caballo de Troya a favor del priismo.

No sería nada extraño, porque se dice, se rumora y se comenta, que el exgobernador poblano ya ha tenido acercamientos con la cúpula del poder vigente, para proponer una suerte de pacto en dos vías.

Si él fuera el candidato panista a la Presidencia de la República y las preferencias le favorecieran, solicitaría el apoyo priista para obtener el triunfo y gobernar con ellos, dejando a un lado los grupos de poder tradicionales del PAN.

En contrasentido, si esos mismos números no le dieran ventaja, asumiría la competencia de manera presencial únicamente y dispondría de toda la operación y estructura a su mando en respaldo del candidato priista.

Por supuesto a cambio de una negociación en la que él obtendría la Secretaría de Gobernación por seis años como premio a su aportación y lealtad.

Esto nos remite a retomar los tres puntos que son base del discurso de la terna formada por Romero Hicks, Ruffo y Derbez; el segundo de ellos, consiste en que más allá del posicionamiento de su candidato, el PAN tiene que competir defendiendo su doctrina original y eso sólo puede hacerlo un auténtico panista.

El tercer punto de esta reflexión tiene que ver con la unidad, porque en esta batalla no sólo está de por medio el reclamo en contra de Ricardo Anaya, por abusar de las prerrogativas que le concede la posición de presidente del partido como precandidato.

Más bien se trata de un atentado en contra de la solidez interna, de la coyuntura de rompimiento para dividir que en el caso de Margarita Zavala se entiende como un recurso, pero que en el de Rafael Moreno Valle es una estrategia premeditada.

Naturalmente quien sale ganando con todas estas galimatías es el PRI, ya sea porque Moreno Valle está despedazando la unidad panista, o en su defecto porque si logra imponerse como candidato, ya sea del PAN o de la inviable alianza con el PRD, quien realmente tendrá dos nominados a la Presidencia será el Revolucionario Institucional.

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