La depreciación del peso no está impulsando nuestras exportaciones

Recientemente hemos estado escuchando con bastante frecuencia que la depreciación del peso frente al dólar terminará por beneficiar al sector exportador en México. Esta suposición… Recientemente hemos estado escuchando con bastante frecuencia que la depreciación del peso...

11 de enero, 2016

Recientemente hemos estado escuchando con bastante frecuencia que la depreciación del peso frente al dólar terminará por beneficiar al sector exportador en México. Esta suposición…

Recientemente hemos estado escuchando con bastante frecuencia que la depreciación del peso frente al dólar terminará por beneficiar al sector exportador en México.

 

Esta suposición nace de un argumento con mucho sentido común: cuando los tenedores extranjeros de dólares pueden comprar más pesos por un dólar, sencillamente incrementarán sus compras de bienes y servicios provenientes de nuestro país.

Sin embargo, el incremento de las exportaciones no está ocurriendo, a pesar de que sí ha ocurrido con bastante frecuencia en el pasado, no solo en México sino en una gran cantidad de países.

Pero más aún, se antoja muy poco probable que ocurra un crecimiento de las exportaciones en el corto plazo ocasionado por la depreciación abrupta del peso en los últimos meses.

Lo que en otros momentos ha sido una receta económica para ganar competitividad y con eso impulsar la producción, en la actualidad no está funcionando. Recordemos que en la reciente crisis griega se hablaba de la efectividad que tendría devaluar una moneda griega (si la tuviera), para así dar un empuje a las exportaciones y sacar a ese país de aquél bache económico.

En México, en los primeros años del gobierno de Ernesto Zedillo, sí hubo un crecimiento de las exportaciones luego de la depreciación del peso que trajo consigo la crisis de diciembre de 1994, pero eso no significa que esta vez se tendría que repetir.

Hoy por hoy, la relación entre la depreciación de la moneda y un subsecuente crecimiento económico a través de exportaciones no tiene cabida por diversas razones.

En primer lugar, la depreciación de nuestra moneda no es un hecho aislado, sino una más de las depreciaciones frente al dólar que se han estado dando en diversas monedas. Hoy estamos en la tormenta perfecta que mencionó Agustín Carstens en febrero de 2013 en Singapur, en donde advertía que los países emergentes y algunos avanzados debían estar preparados para cuando Estados Unidos comenzara a abandonar la tasa de interés casi cero como estímulo monetario.

La salida de la Fed de su postura expansionista en diciembre pasado fue un hecho muy anunciado y esperado con meses de anticipación, por lo que los flujos de inversión que de manera extraordinaria se habían refugiado en diversos países comenzaron a regresar a Estados Unidos y específicamente al dólar meses antes del aumento de tasa de la Fed, y con ello, comenzaron a fortalecer al dólar con respecto a casi todas las monedas.

Países como Rusia, Ucrania, Sudáfrica, India, Egipto, Indonesia, Argentina y Hong Kong, han experimentado depreciaciones de sus monedas por encima del 50% en el periodo que va de julio de 2014 a enero de 2016. En dieciocho meses, depreciaciones de más de 50%, algo inaudito.

Pero otros países como Japón, Brasil, Turquía, Emiratos Árabes Unidos, Corea del Sur, la Zona Euro, Chile, Canadá y México, también han tenido depreciaciones de sus monedas en un rango de 20 a 50 por ciento.

Así que, partiendo del supuesto de que la relación depreciación-exportaciones funciona, debería funcionar para todos los países antes mencionados, pero esto no está ocurriendo ni va a ocurrir porque a todos los países les está ocurriendo lo mismo.

En segundo lugar, el crecimiento de las exportaciones tiene su origen en la demanda que tiene un bien en distintos países, pero en este momento en el que la demanda mundial se halla estancada, sería difícil que las supuestas mayores exportaciones encontraran compradores rápidamente.

Dicho de otra forma, la baja demanda mundial deja poco espacio a incrementos abruptos de exportaciones.

En tercer lugar, dado que los flujos de capital para financiamiento son muy altos cuando las mercancías tienen precios elevados, pero tienden a ralentizarse cuando los precios de las mercancías caen, algunos países que han apostado a exportar primordialmente materias primas como Brasil están sufriendo para conseguir los medios para mantener sus niveles de producción.

Por ejemplo, piense como pensaría un banquero que debe colocar crédito, pero se enfrenta a un entorno con industrias que se dedican principalmente a producir materias primas, lo que conocemos como commodities. Si el precio del trigo en el mercado mundial es elevado, abundará el crédito porque es muy probable que sea rentable producir el trigo y por lo tanto muy probable que el que lo produce haga frente a sus compromisos con el banco.

Pero si el precio del trigo se derrumba, el banquero verá mucho más riesgoso prestar al productor del trigo y con justa razón, escaseará su disponibilidad a prestar.

En un interesante artículo de hace un par de días, la revista The Economist hizo notar esta falaz dicotomía entre depreciación y mayores exportaciones, al notar que los tipos de cambio real en los países que menciono líneas arriba sí han estado bajando pero sus exportaciones se encuentran estancadas, o incluso cayendo.

Típicamente, si baja el tipo de cambio real en un país (que dicho sea de paso se calcula para medir el famoso índice Big Mac), los bienes de ese país se abaratan en relación con los de otros países y entonces crecen las exportaciones de esos bienes. Pero al ser generalizada la depreciación nominal de las monedas, la caída de los tipos de cambio reales también es generalizada y el efecto en exportaciones es nulo para todos los países.

Por lo tanto, la depreciación del peso no será un motor de crecimiento como algunos opinan, nuestras fortalezas y ganancias en competitividad vendrán de otras fuentes de las que ya nos ocuparemos más adelante.

Dadas las condiciones actuales en la economía global, el reto para México será mantener una marcha aceptable y normal en nuestras exportaciones. Por el momento, eso sería una muy buena noticia. Esperemos que sí ocurra y que los múltiples retos económicos que depara el 2016 no descarrilen el curso de nuestras exportaciones, las cuales son un elemento muy importante de nuestra economía.

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Fuentes:

http://www.economist.com/news/finance-and-economics/21685489-big-currency-devaluations-are-not-boosting-exports-much-they-used-after?frsc=dg%7Ca

http://www.imf.org/external/index.htm

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