Rescatados del holocausto

El campesino es dueño de su parcela, labrador de la tierra de otro o vigilante del campo de muchos. El campesino siembra para sí y… El campesino es dueño de su parcela, labrador de la tierra de...

12 de mayo, 2016
nicholas-winton

El campesino es dueño de su parcela, labrador de la tierra de otro o vigilante del campo de muchos. El campesino siembra para sí y…

El campesino es dueño de su parcela, labrador de la tierra de otro o vigilante del campo de muchos. El campesino siembra para sí y para los demás; espera, cuida, riega, protege y recoge el cultivo; puede limpiar el fruto de tierra, probarlo, venderlo, regalarlo, acumularlo o quizá nunca vea el producto de su trabajo.

La historia de Sir Nicholas Winton no es muy diferente a lo que un agricultor hace y vive. En comparación a la tierra y el alimento que se consume, Nicholas a sus 29 años siembra su semilla en Praga, en un total de 669 niños rescatados del holocausto. El trayecto de su trabajo como voluntario en el rescate de los niños de los campos de concentración nazi no fue cosa sencilla, sobre todo porque los padres de esos chiquillos esperaban que Winton se los llevara y eran tantos, que la labor se hizo aún más ardua y peligrosa.

Todo ser humano es igual, su cuerpo como la tierra; sus talentos como la semilla; las satisfacciones, el cuidado de su tiempo; su éxito en los demás, la cosecha y el resultado de su tiempo, su fruto.  En ocasiones, ese campesino no alcanza, no le queda tiempo o no la quiere recoger, otros ni siquiera saben la enorme cosecha que se levantará algún día y no lo verán.

La equivocada modestia se acomoda en medio de la capacidad y de la experiencia, es más fácil decir “no gracias” que aceptar merecer el premio a su éxito. A el ser humano le gusta andar en círculos, no imagina que puede vivir en una espiral que al final de la línea lo impulse hacia otra y a otra más. Hay campesinos del mundo que siembran en silencio, anónimos, impulsados por una fuerza superior a ellos que echando semilla caminan y siguen silenciosos.

Los que hacen alarde de sus pasos y se vanaglorian de ser generosos, los que se coronan solos, que anuncian en altavoz sus actos y se aplauden a sí mismos, esos no tienen valor alguno, no están sembrando y su tierra quedará árida hasta el final de sus tiempos. Las buenas actitudes hacia los demás, se ven, no se gritan.

Cuando el fruto de la siembra se levanta, se hace presente en ojos del labrador de amores sin voz. Y quien realmente merece ver con ojos propios e incluso alimentarse de su propia cosecha, es porque su legado al mundo es verdaderamente importante. Hay quienes tienen la gran fortuna, como retribución, que la vida les regale tiempo para que puedan ver todo junto, en un momento, el enorme fruto de su maravillosa obra.

Nicholas Winton es descubierto por su esposa, su secreto guardado por años se escapa del baúl en 1988 y es, años después, expuesto al mundo. La escena, que parece de película ensayada, es una realidad que conjuga todos los sentimientos, no queda uno solo fuera de contexto, todas las emociones tienen un lugar perfecto en las manos de “los niños de Nicky” cuando son reunidos para conocer a su salvador a quien le deben la segunda oportunidad de vida, a quien le deben su existencia y el tiempo para poder contarlo.

Sir Winton, a sus 104 años de edad recibe el regalo más grande de su vida, la propia cosecha en sus manos. La vida le daba pues, tiempo para verlo, para merecerlo y él, con la humildad que lo caracterizó dijo que solo sintió que debió hacerlo porque estaba en sus manos, un ídolo.

En julio de 2015, justo en el aniversario número 76 de la partida de uno de los trenes con mayor cantidad de niños rescatados, Nicholas, a sus 106 años dejaba este mundo, habiendo cumplido a cabalidad su misión como ser humano la vida le retribuye su hazaña en los ojos de los que un día pudieron haber muerto en un campo de concentración nazi. En conmemoración a su vida y logros, y entre muchos otros reconocimientos, el correo Real emitió una serie de seis sellos postales que lo honran como uno de los mayores filántropos del Reino Unido.

Sir Nicholas Winton, sembró en tierra firme y la firmeza de su cosecha se levantó ante sus ojos 78 años después, una real fortuna que el tiempo le coronara su labor en vida.

Si es necesario seguir un ejemplo, hay que buscarlo entre el silencio de los grandes hombres como Nicholas George Wertheim (mayo 19, 1909 – julio 1, 2015)

Recomiendo que vean, escuchen, lean y atesoren su historia. No está de más sugerir también, una caja de pañuelos.   http://www.nicholaswinton.com

http://www.youtube.com/watch?v=A6FlMLyf0yk

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